Skip to content Skip to sidebar Skip to footer

Energía para Ñuble

Señor Director:

Ñuble vuelve a aparecer en las cifras con una marca que duele: la cesantía más alta del país. Según el INE, la región acumula tasas de dos dígitos en 2025: 10,4% en marzo-mayo y 10,8% en mayo-julio. Dos números que no son fríos, sino carne y hueso: familias que no llegan a fin de mes, jóvenes que emigran, adultos que buscan sin encontrar.

El mercado laboral regional se mueve como un péndulo. La construcción muestra un leve repunte con 2.590 empleos creados en un año, pero el comercio cae con fuerza y pierde casi mil puestos. Hay sectores que resisten, otros que se hunden, pero la fotografía completa revela un problema estructural: Ñuble no logra despegar.

La razón está más allá de la oferta y la demanda. El principal obstáculo para el desarrollo tiene nombre y apellido: la falta de capacidad de transmisión eléctrica. No se trata de un tecnicismo, sino de un muro que frena el progreso. Más de 1.300 proyectos agrícolas, industriales, inmobiliarios han recibido la misma respuesta: no hay factibilidad técnica. Eso significa inversión perdida, empleos que nunca se crean, oportunidades que se esfuman hacia otras regiones.

El costo es enorme: US$ 250 millones que no llegaron y alrededor de 10 mil trabajos que jamás existieron. Todo porque las subestaciones de Charrúa y Cocharcas, y el nuevo tendido de transmisión aprobado en 2019, siguen atrapados en licitaciones fallidas y promesas incumplidas.

La cesantía de dos dígitos no es un destino inevitable. Es una condena que puede romperse si entendemos que la verdadera política de empleo en Ñuble comienza con la energía.

Ricardo Rodríguez Rivas

Empresa Periodística La Discusión © 2025. Derechos Reservados