Señor Director:
Como neurocientistas sabemos que uno de los campos de investigación más críticos de los últimos años ha sido el del sueño y su importancia para la salud.
El sueño es esencial para que el organismo descanse y se recupere de las actividades del día. Pero también es crucial para la función cerebral, la consolidación de la memoria y el aprendizaje. La evidencia muestra que, durante el sueño, el cerebro procesa y consolida activamente los eventos del día, lo que facilita recordarlos más tarde. Además es fundamental en la regulación de las emociones y el estado de ánimo. Por su parte, la falta de sueño se ha relacionado con un mayor riesgo de desarrollar trastornos del ánimo, como ansiedad y depresión; con un menor rendimiento cognitivo; una menor capacidad para tomar decisiones; y un mayor riesgo de accidentes y lesiones.
Desgraciadamente, a pesar de su importancia, la sociedad moderna tiende a convertirse en un enemigo del sueño, pues se le suele descuidar, infravalorar y sacrificar en favor del trabajo u otras actividades. Esta tendencia es preocupante, dado el creciente número de pruebas que ponen de relieve su papel en todos los aspectos de la vida.
Es fundamental entonces incluir políticas públicas y prácticas que fomenten y promuevan hábitos de sueño saludables, como horarios de trabajo flexibles, una mejor educación sobre la higiene del sueño y más recursos destinados a abordar esta temática.
Alejandra Rossi, Ph.D Académica Centro de Neurociencia Humana y Neuropsicología UDP