En el Cementerio Municipal de Chillán, se realizó este martes el sepelio de Galvarino del Tránsito Fernández Ayala, voluntario insigne del Cuerpo de Bomberos de Chillán.
El honorario es el primer bombero en fallecer por Covid-19 en el país, y de acuerdo al Ministerio de Salud, es la quinta víctima mortal del virus en la región de Ñuble. Su deceso ocurrió la tarde del lunes en el Hospital Herminda Martín, donde se encontraba hospitalizado desde el pasado 4 de abril tras presentar complicaciones de salud.
“Mi papá estaba con un cáncer de piel, un carcinoma, desde hace poco más de un año. Estuvo en radioterapia en enero en Concepción, en febrero se vino para acá bastante bien, porque los nódulos de su carita bajaron con la radioterapia y estaba relativamente bien”, dijo Valentina Fernández Venegas, hija del voluntario, y quien estuvo a cargo de su cuidado.
La salud de Galvarino empezó a deteriorarse en el mes de marzo presentando dificultades para comer y respirar, por lo que recibió los cuidados paliativos del Hospital de Chillán, siendo ingresado al centro de salud posteriormente.
“El viernes 4 de abril pasó una noche muy mal, le costaba mucho respirar y el sábado pedimos ayuda porque ya nos habían advertido que por nada del mundo podíamos salir de la casa. Nos enviaron una ambulancia, lo evaluaron y dijeron que tenían que llevarlo al hospital. Le hicieron exámenes, entre ellos, el test del coronavirus que arrojó positivo”, detalló Valentina.
Desconoce el origen de contagio de Covid-19, pues aseguró que ningún miembro de la familia ha contraído la enfermedad.
“Es la tremenda incógnita que tenemos porque en la casa nadie ha tenido nada, a mi casa no entró nadie extraño, mis hijos trabajan en salud y son exageradamente rigurosos para cuidarnos, por eso tomamos muchas precauciones. No sé si será posible que con sus defensas bajas y tan mal lo haya agarrado llegando al hospital y lo haya atacado en el momento, pues dicen que eso también sería posible, pero eso no lo sabemos”, aseveró.
No más de 10 familiares acudieron al sepelio de Galvarino debido a los protocolos instruidos por las autoridades para evitar contagios. Valentina, al igual que las personas que vivían con el fallecido, permanece en cuarentena preventiva por lo que pudo darle el último adiós cuando el cortejo fúnebre pasó frente a su domicilio. “Con mucho dolor desde la casa estuvimos coordinando todo”, dijo.
Al círculo cercano de Galvarino aún no le practican los exámenes para confirmar o descartar el virus.”No nos han realizado el test, nos llamaron desde la Seremi de Salud para confirmar mi teléfono, después llamaron confirmando que mi papá dio positivo y nosotros debíamos estar en cuarentena. Nos preguntaron muchas cosas, nos hicieron una encuesta a todos los que estábamos en la casa y dijeron que no era necesario hacernos el test si no teníamos ningún síntoma”, destacó.
Sobre su progenitor, Valentina lo describe como una hombre al servicio de la comunidad. “Mi papá siempre fue muy entregado a la comunidad, de hecho, siempre hemos pensado que primero estaban los bomberos, la sociedad de artesanos y después estábamos nosotros, pero siempre lo asumimos así. Toda la vida estuvo entregado a las obras sociales, fue sindicalistas, mutualista y eléctrico autodidacta”, subrayó.
Bombero más longevo
Con 62 años ininterrumpido de servicio, Galvarino era el bombero más antiguo de la Segunda Compañía de Chillán, ganándose el respeto y admiración de los voluntarios.
“Sus 62 años de bombero fueron continuos, estando al servicio de la comunidad y a su querida Segunda Compañía. Muchas veces nos mencionó que éramos su primera familia. Era el bombero más antiguo, se merecía el respeto de todos nosotros y deja un gran legado a la unidad y a las generaciones que han pasado mientras él estuvo, nos ha dejado disciplina y amor”, subrayó Cristian Fuentes, capitán de la Segunda Compañía de Bomberos.
La institución realizó, con los resguardos correspondientes, la ceremonia y homenaje al voluntario insigne en la que participaron unidades de las siete compañías de la ciudad, quienes custodiaron el cortejo fúnebre desde su salida del Hospital de Chillán.
“El traslado siempre se realizó en el vehículo de la funeraria, escoltado en todo momento por los carros institucionales con la dotación de cinco bomberos por carro, además, en el cementerio solamente se acercó al mausoleo institucional la compañía doliente con un máximo de ocho bomberos, los cuales hicieron una ceremonia interna, mientras que el resto se mantenía fuera del perímetro del cementerio. Desde afuera rendimos el tradicional homenaje con el toque del clarinete y finalizamos con el toque de sirenas de todos lo carros. Nos queda pendiente el homenaje como corresponde una vez que termine esta emergencia”, señaló el comandante del Cuerpo de Bomberos de Chillán, Gustavo de la Fuente.