Jaime García camina cojeando hacia la cancha, reúne a sus jugadores, les entrega un mensaje y el grupo aplaude antes de caminar rumbo a camarines tras otra batalla.
La postal se repite tras cada partido. El entrenador oriundo de Cartagena ha logrado, con aciertos y desaciertos, una conexión especial con el plantel que tras luchar hasta el final, en la infartante definición de la Supercopa ante Universidad Católica, se prepara para otra dramática finalísima frente a Palestino el sábado 4 de diciembre en La Cisterna.
En la última fecha, los diablos rojos de García se jugarán la clasificación a la Copa Sudamericana 2022.
“Será una final”
“Será una final por donde se le mire. En el aspecto futbolístico, creo que nos merecemos algo más. Iremos en busca de la clasificación, aunque sabemos que al frente hay un rival de jerarquía al que también le ha costado tener regularidad como nosotros. Será un partido difícil. Nosotros también tuvimos varios días de para y ahora hay que reactivar al grupo en lo físico, llegar con las cargas justas. Hemos tomado los resguardos, para que lleguen bien en lo físico, táctico y sicológico. Tenemos que ir por los tres puntos que ellos también van a necesitar, por lo que será un partido atractivo”, analiza Jaime García, quien retoma los trabajos luego de la cuarentena a la que se sometió el plantel y el cuerpo técnico, tras la detección de un caso de covid-19 posterior a la final de la Supercopa disputada en Concepción.
Los cimientos del edificio rojo
García podría sumar otro hito a su carrera si clasifica a la Copa Sudamericana, ya que tras casi tres años en Ñublense, llevó al equipo a una liguilla por el ascenso el 2019, lo sacó campeón de la Primera A el 2020, logro que le permitió disputar una final de Supercopa que perdió solo en penales ante la UC y consolidó al club en Primera A.
“Nosotros hemos sabido manejar ciertos partidos y mantuvimos la categoría que fue el primer objetivo que me pidieron. Pero yo miro más allá, no solo a corto plazo una Copa Sudamericana, porque en la final de la Supercopa quedó demostrado, especialmente, con nuestro público, para que estamos preparados, para cosas grandes. Entonces, creo que hay que apuntar a cosas grandes. A una Copa Libertadores, a ser campeón, yo apunto a eso. Si ahora se da la opción de clasificar a un torneo internacional sería extraordinario, pero siempre he dicho que el club está capacitado para cosas grandes. Hemos puesto los cimientos en tres años y por algo han resultado las cosas. Hemos sido una sola fuerza. Nos hemos unido, cuerpo técnico, plantel, dirigentes, hinchada, el periodismo. Ha sido un año agotador, pero contento por lo que hemos logrado como club”, reflexiona el director técnico que solo tras el duelo con Palestino definirá su futuro deportivo y también el ligado a su salud, pues se someterá a una delicada operación para corregir los estragos que le ha ocasionado una artrosis de cadera.
¿Sigue o se va?
“Mi continuidad la veré después del partido con Palestino, estoy enfocado en eso. Desde el 2019 hasta la fecha, estoy tranquilo. He crecido de la mano de esta institución que me ha cobijado. He cometido errores, he madurado, pero he tenido más aciertos que desaciertos. He crecido junto a mi cuerpo técnico. También preocupado de mi salud, porque como le dije a Hernán (Rosenblum), me opero el 6 de diciembre. Ha sido una carga sicológica importante. Cada año he consolidado este proyecto que me lo he ganado con creces. Esperaré hasta el último partido para ver mi futuro. Creo que eso no está en duda, siempre tengo comunicación directa con Patrick (Kiblisky), con él solamente converso el tema de mi continuidad, con nadie más. Pero ni siquiera hemos tocado el tema porque estamos pensando solo en Palestino, para terminar bien ese partido como todos queremos”, sentencia el DT revelación del 2021.
