Sed, hambre, orinar en forma más frecuente y mayor cantidad, incluso durante la noche, presentar fatiga o pérdida de peso, son algunos de los síntomas de alerta que se observan en niñas y niños antes de ser diagnosticados con diabetes mellitus tipo 1, enfermedad crónica que daña la célula beta del páncreas, generando una deficiencia de insulina y por ende, una dependencia del tratamiento que la provee.
En el Hospital Clínico Herminda Martín (HCHM) hay 101 niñas, niños y adolescentes en control y tratamiento por esta enfermedad. De este grupo, 11 fueron diagnosticados durante este año y 6 usan la bomba de insulina que cubre la Ley Ricarte Soto para personas que cumplan con los criterios clínicos necesarios, que se basan en presentar hipoglicemias severas o inadvertidas y/o usar microdosis de insulina. Este aparato, simula la función realizada por el páncreas y permite monitorizar la glicemia en todo momento.
Según explicó la Dra. Loreto Rivas, nutrióloga pediátrica del HCHM “esta enfermedad, que tiene un origen autoinmune, también puede presentarse sin síntomas, y que en exámenes de rutina puede estar alterada la glicemia, no obstante, no en todos los casos se manifiesta de la misma forma, ya que lo más frecuente es que las niñas y niños tengan baja de peso importante, sed, orina frecuente, incluso orinarse en la noche y eso motive la visita al especialista. Cualquier indicio de diabetes en niñas y niños, es considerada como tipo 1 hasta que se demuestre lo contrario”.
Es muy importante, que las familias estén atentas a los posibles signos de alerta de esta patología crónica y para ello, es importante consultar a tiempo y mantener controles al día con su pediatra. Además, respecto al manejo de la enfermedad es recomendable desmitificar creencias en torno a ella y a la alimentación.
Mitos en alimentación y diabetes
Uno de esas creencias es que el chocolate, las galletas y los helados son buenos para superar la disminución de la glicemia en la sangre en personas con diabetes. De acuerdo, con la nutricionista Marjorie Figueroa “la disminución de la glicemia en la sangre es una situación urgente, por ello requiere una respuesta rápida. Ahí lo que se recomienda es dar agua con azúcar, zumo de frutas o miel, no alimentos con grasa pues son de una absorción más lenta”, agregó.
Al mismo tiempo, la nutricionista destacó que es falso que se necesiten comidas especiales para controlar la enfermedad, pues lo ideal es que sea una dieta equilibrada, que incluya proteínas magras, verduras, grasas saludables y cereales integrales, pues todos estos alimentos ayudan a controlar el azúcar en sangre.
Por último, la profesional enfatizó en algunas creencias erróneas como que la fruta por ser natural y contener fibra, vitaminas y minerales puede consumirse en grandes cantidades, sin embargo eso no es cierto, pues por su contenido de hidratos de carbono, debe consumirse en la porción bajo conteo de hidratos de carbono, de acuerdo al plan de alimentación indicado para cada niño o niña.