Skip to content Skip to sidebar Skip to footer

Emprendimientos tecnológicos

La actividad de los innovadores y emprendedores es más que el fruto de una capacidad intelectual, porque lanzarse a la aventura de crear y llevar adelante un emprendimiento innovador supone confiar en las propias fuerzas sin desmayar ante fracasos iniciales; ser tenaz para ensayar, reconocer errores y rectificarlos; estar dispuesto a enfrentar obstáculos imprevistos, y no ceder en la meta propuesta hasta alcanzar la satisfacción del éxito.

Precisamente, son esas cualidades nada comunes las que han movido a las instituciones de educación superior, a promover y alentar su actividad mediante su incorporación en los programas de estudios y varios proyectos han logrado convertirse en prometedores negocios, incluso recibiendo aportes económicos del Estado para su desarrollo.

Las políticas públicas están llamadas a contribuir al desarrollo de una cultura emprendedora, pero debe tenerse en claro que la misión del Estado es asegurar un contexto favorable para que puedan nacer y concretarse las iniciativas individuales. Una vez logrado ese objetivo debe apartarse y dejar el camino libre a la gestión empresarial privada.

El desafío debería ser alentar la valoración social del emprendedor y promover su figura como motor de la economía. Por lo demás, el Estado debe también proveer otros elementos clave, como información actualizada sobre mercados, tecnologías, fuentes de financiación, posibilidades de alianzas, nichos o sectores con potencial de crecimiento.

En 2023 se conformó la primera Agrupación de emprendedores y empresas de innovación de Ñuble, con empresas de distintos tamaños que apuntan a fortalecer este incipiente ecosistema de innovación. Sus rubros abarcan áreas como insumos para la agroindustria, generación de datos, innovación en procesos productivos, extracción de ingredientes funcionales, entre otros.

Este polo de innovación es empujado por emprendedores apasionados y motivados por desarrollar soluciones sostenibles para abordar los desafíos actuales en sus respectivas áreas, como, por ejemplo, ser más eficientes en el uso del agua o revalorizar residuos en insumos sustentables.

Si bien tienen un gran potencial de crecimiento, todavía hay barreras que les han impedido dar el salto, principalmente, por limitaciones de acceso a capital de riesgo.

Por ello uno de los ejes de las entidades públicas de fomento productivo es apoyar la innovación, a través de subsidios que, para muchos, han significado el impulso inicial o el empujón para invertir en mejoras, sin embargo, todavía hay mucho por hacer para que este sector se transforme en uno de los motores de crecimiento de la región.

La vocación agrícola de Ñuble y la presencia de instituciones de enseñanza superior y de investigación fueron el sustrato perfecto para la germinación de este polo de innovación vinculado al agro, pero su crecimiento y desarrollo se dará solo en la medida que se nutra del capital social que ya se ha logrado construir en la región -fortaleciendo el ecosistema de innovación y profundizando el trabajo colaborativo y la vinculación con el mundo productivo-, pero también del capital que apueste por transformar estos emprendimientos en empresas estratégicas con proyección internacional.

El mundo está cambiando demasiado rápido como para no prestar atención al potencial de nuestros emprendedores, que están llamados a ser los próximos empresarios ocupados en construir una mejor región.

Empresa Periodística La Discusión © 2025. Derechos Reservados