La pandemia del Covid-19 desnudó la crisis económica que viven muchos deportistas de Ñuble o trabajadores del mundo del deporte, quienes se vieron obligados a generar emprendimientos para sobrevivir.
La premisa que asegura “del deporte no se puede vivir”, se hizo patente más que nunca estos últimos meses, porque muchos de sus protagonistas que vieron congelados sus ingresos, activaron su creatividad para salir del pozo.
Por eso la triatleta chillaneja, del Club Galgos Runners de Chillán Viejo, Nicole Echeverría, egresada de educación física, decidió lanzarse como emprendedora. Vende en sus redes sociales mantequilla de maní, la tabla para practicar balance board y además le hace clases de triatlón on line a una promesa de Quillón.
El volante de Ñublense Nicolás Astete sufrió los efectos de la Ley de Protección del Empleo porque no contaba con recursos en su seguro de cesantía. La falta de ingresos lo golpeó fuerte y tuvo que comenzar a vender mascarillas personalizadas alusivas al club, cuya primera partida ya vendió merced al apoyo de sus compañeros e hinchas.
El basquetbolista Diego Fuentes, jugador de la Liga Nacional, entrena en su rede social.
Finalmente, entre otros tantos ejemplos, la atleta Catalina Bravo, en medio de la crisis, decidió congelar su emprendimiento de venta de ropa deportiva, para probar con la venta de comida vegetariana y vegana por sus redes sociales.
Pero los deportistas saben de espíritu de lucha y superación. Porque se forjaron en la carencia y hoy más que nunca, saben que volverán a ganar otra batalla para seguir adelante por sus sueños