“Emergencia laboral”

Luego de seis meses con tasas de desocupación de dos dígitos, la región de Ñuble exhibió una tasa de 9,9% en el trimestre móvil agosto-octubre de 2025, lo que representó una disminución de 0,2 puntos en 12 meses, según reveló el INE.
Se trata, además, de la tercera baja consecutiva, sin embargo, los niveles de desempleo en la región siguen siendo preocupantemente altos. De hecho, Ñuble acumula 34 meses con tasas de desocupación sobre el 8,0%.
Según analistas, la caída se explica por un repunte moderado en la creación neta de empleo -1.825 puestos en 12 meses-, impulsado principalmente por el aumento de los asalariados formales. Esto permitió que el alza de los ocupados (0,8%) compensara por un margen acotado el crecimiento de la fuerza laboral (0,6%).
En ese sentido, se confirma que este leve incremento del empleo responde mayormente a factores estacionales, y no a una recuperación permanente. Los registros administrativos muestran que la creación neta de empleo formal permanece prácticamente estancada, consolidando un patrón de bajo dinamismo. Los analistas aseguran que el mercado laboral se mantiene deteriorado y sin señales claras de recuperación.
En Ñuble, la destrucción neta de 3.640 empleos en 12 meses en el comercio no solo es indicativo de las dificultades que enfrenta ese sector y de la caída de la masa salarial, sino que también es el reflejo de una economía que apenas crece y que no es capaz de absorber la oferta de trabajadores.
En términos generales, un crecimiento económico moderado, costos laborales al alza, productividad en retroceso y mayor incertidumbre sobre la agenda laboral apuntan a que la recuperación seguirá siendo limitada.
En Corñuble reafirman el concepto de “emergencia laboral”, en alusión al problema crónico de desempleo que la región no ha sido capaz de superar, y advierten que las cifras esconden más inactividad, una mayor brecha de género y un preocupante aumento de jóvenes que no estudian ni trabajan.
También merece atención la tasa de ocupación informal, que se ubicó en 32,2%, pues si bien el informe del INE muestra una caída de 3,3 puntos en 12 meses, está entre las más altas del país, lo que también da cuenta de una economía que no despega, de un mercado laboral precario y de otros factores, como las rigideces normativas y la ruralidad.
Hoy solo un 1,4% de las contrataciones corresponde a personas con formación universitaria y un 2,8% a personas con formación técnica. La gran mayoría de las empresas no exige calificación ni experiencia, por lo que las ocupaciones ofrecidas son en su mayoría elementales y con bajos salarios. Esto confirma que existe una brecha estructural entre la formación, la capacitación de los trabajadores y los requerimientos de las empresas.
La “emergencia laboral” de Ñuble ya no necesita diagnósticos, requiere medidas acertadas. Urge acelerar la ejecución de obras de infraestructura pública para enfrentar el problema en el corto plazo, pero también es clave la facilitación de inversiones, ya que, lamentablemente, la permisología sigue siendo una traba relevante. De igual forma, la región necesita brindar condiciones habilitantes para las inversiones, como la energía, el agua y la conectividad, desafíos que no se resuelven de un día para otro, aunque, en la práctica, tampoco parecen resolverse en una década