Pese a que en un principio no se visibilizó, el paso de los días fue revelando la magnitud de los daños que las lluvias de fines de enero provocaron en los cultivos agrícolas de Ñuble, tal como se observó en otras regiones de la zona central, donde se decretó la Emergencia Agrícola el pasado 5 de febrero.
Uva vinífera, berries, trigo candeal, arroz y praderas son algunos de los rubros más afectados en la región, tanto por la lluvia propiamente tal, como por los efectos posteriores, por ejemplo, un posible riesgo de vanazón en arroz (que la flor salga vana), un posible riesgo de partidas falsas de la pradera de otoño, un aumento en la incidencia de la Drosophila suzuki en la segunda flor de la frambuesa y el riesgo de enfermedades fungosas en viñas del Valle del Itata. De hecho, no son pocos los viñateros que han dado cuenta del daño observado por enfermedades fungosas, como la botritis y el oídio.
Afortunadamente, el Indap ya dispuso de recursos para ir en ayuda de los pequeños agricultores afectados por dicho sistema frontal. Según se informó ayer, se destinaron $100 millones para entregar un bono de $200 mil a un total de 742 pequeños agricultores beneficiarios de Indap, para la adquisición de insumos agrícolas para el tratamiento de enfermedades fungosas y bacterianas, abonos foliares u otros productos bioestimulantes, además de la contratación de mano de obra o maquinaria para la realización de manejos agronómicos, con fin de paliar los daños producto de las lluvias.
Llama la atención, sin embargo, la lentitud de la autoridad para declarar la emergencia agrícola en la región, considerando que se trata del mismo sistema frontal que afectó tanto a Ñuble como a O’Higgins y Maule, donde además, el Gobierno Regional dispuso de recursos adicionales para ir en ayuda de agricultores que no son beneficiarios de Indap.
Quizás la demora se deba a que recién ayer se dieron a conocer los resultados preliminares del catastro que está realizando la Seremi de Agricultura, en conjunto con Indap, para conocer el grado de afectación de los agricultores más pequeños. Es así como hasta el momento se han identificado más de mil productores, cifra que debiera incrementarse en la medida que se vayan informando más daños, por ejemplo, en arroz y en praderas.
Pero pese a la evidencia de los daños, el Gobierno Regional todavía está evaluando si corresponde o no solicitar al Ministerio de Agricultura que se declare la Emergencia Agrícola, medida que permitiría disponer de recursos extraordinarios para apoyar a pequeños productores, tanto los beneficiarios del Indap, como aquellos que no lo son.
Si bien decretar la Emergencia Agrícola no solucionará el problema que enfrentan estos agricultores, en la práctica, la medida permitiría responder con más agilidad a los requerimientos de aquellos agricultores pequeños que no son beneficiarios de Indap y que tampoco cuentan con seguros que les permitan cubrir el impacto económico de estas lluvias. Es de esperar que el intendente no dude en representar ante el nivel central la necesidad de responder con sentido de urgencia al drama que están viviendo los pequeños agricultores de Ñuble.