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Señor Director:
Quiero expresar mi preocupación por el impacto del racismo y la segregación en la salud de las personas. El racismo, entendi-
do como una categoría social, no biológica, se refiere a la opresión que sufren ciertos grupos sociales en base a su ascendencia
cultural. Esta opresión está respaldada por un contexto ideológico que permite a un grupo beneficiarse del dominio sobre
otro. Por ejemplo, la Fundación Sol, con datos recientes, demuestra que los migrantes se ven obligados a aceptar condiciones
laborales precarias, impulsados por la necesidad de generar ingresos. No obstante, he observado atónita como se ha prohibido
el acceso de los extranjeros a “Lo Valledor” y me pregunto si esta medida se aplica de igual manera a europeos, o si está dirigida
principalmente a colombianos, haitianos y venezolanos, que han migrado a nuestro país huyendo de conflictos armados, crisis
económicas y humanitarias. Es más, de acuerdo con los datos del INE del 2022, más del 70% de los infractores de ley son chilenos,
por lo tanto, no veo cómo se puede institucionalizar la falacia de que los migrantes son responsables de la inseguridad.
Esta es una medida que puede tener efectos devastadores, prueba de ello, es Estados Unidos, en que los afrodescendientes
tienen tasas de mortalidad mucho más altas que el resto de la población para casi todas las enfermedades, por consiguiente,
me pregunto ¿Cómo es posible que obviemos el valor de la integración comunitaria en la resolución de la inseguridad y optemos
por la segregación?
Carla Flores Figueroa
Doctora en Salud Pública