El vacío legal que deja sin fiscalización a ríos y embalses de Ñuble

Tras un par de minutos en espera, desde la Gobernación Marítima de Talcahuano confirman que la capitanía “no tiene al embalse de Coihueco como parte de su jurisdicción”, por lo que no son ellos los encargados de realizar rondas o fiscalizaciones preventivas a este sector que, desde la informalidad misma, se ha transformado en un clásico veraniego para quienes buscan actividades recreativas en el agua, cada verano.
Desde la Dirección General de Aguas (DGA), dependiente del Ministerio de Obras Públicas, aclaran que como entidad no tienen facultades -en lo absoluto- para ejercer un control del recinto, a menos que sea, estrictamente en lo que a uso como fuente de regadío compete, ya que el recinto, por lo demás, pertenece (desde la década del 90) a la Asociación de Canalistas del sector, entidad que, como es de suponer, tampoco cuenta con la obligación legal de regular estas actividades.
Por lo tanto, para que Carabineros pueda ir, sacar a alguien que esté nadando o realizando cualquier otra actividad de esparcimiento dentro del embalse, habría que darse la tradicional “vuelta larga” y llamar al 133 para realizar la denuncia.
En cuanto al municipio, quien contesta es el concejal Russel Cabrera.
“En enero de este año envié un oficio al alcalde de Coihueco pidiendo que el municipio tomara contacto con la Asociación de Canalistas del Embalse, y con la Dirección de Obras Hidráulicas, precisamente para ver en conjunto el tema de la limpieza del recinto y también los aspectos de seguridad pública; hoy por supuesto, a la luz de lo ocurrido, habría que agregar lo de la fiscalización de los vehículos acuáticos que llegan hasta el recinto, que pueden estar cumpliendo o no con las correspondientes medidas de seguridad”, dice.
Como vecino y testigo del acontecer estival del embalse, añade que “hace muchos años, vemos lanchas y motos que navegan ahí contra la posición que han tenido los regantes, que velan por la condición que el recinto tiene como un acumulador de agua para riego agrícola; y por otro lado está la presión de transformar ese entorno para el turismo, creando oportunidades de desarrollo. Creo que es tiempo de crear una mesa de trabajo al respecto, y sincerar un tema demasiado postergado”.
En la DGA advierten que lo del embalse coihuecano, no es el único caso en Ñuble, por no mencionar la cantidad de ríos imposibles de fiscalizar de manera metódica, pero que también son usados como balnearios, pese a las advertencias que cada verano hacen las autoridades.
Los primeros fallecidos
De acuerdo a estadísticas del Senapred Ñuble, este año han muerto ya siete personas en contextos recreacionales, mientras que en 2024 hubo cuatro.
Sin embargo, en lo que respecta a esta fecha ya cercana al verano y al fin del año o, el caso de Coihueco, con dos muertes el fin de semana, es el primero.
Entre noviembre y diciembre hubo dos más, pero serían accidentes no asociados a ese tipo de actividades.
En el verano pasado, murieron otras tres personas en estas circunstancias: un niño de 14 años (Laguna Quilmo, diciembre 2024); y dos jóvenes de 24 y 19 años, quienes accedieron a las aguas del río Ñuble, en San Fabián, para rescatar a su madre quien se estaba ahogando (2 de enero de 2025).
Lugares como el embalse Coihueco han sido equipados con señaléticas advirtiendo la prohibición (asociadas a multas), pero los mismos visitantes las rompen.
El cobro por estacionamientos, a un costado del embalse, añade aún más confusión al visitante.
“En Ñuble no hay lugares aptos para el baño recreativo, ni en la montaña ni en la zona costera ni en el valle”, insisten en el Senapred.
Ya son varios los municipios de Ñuble que cuentan con piscinas abiertas al público y de acceso gratuito. Hasta la fecha, en esos lugares no se han lamentado muertes.