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Señor Director:
El 4 de febrero de 1917 nació en Polonia Franciszka Mann, quien fue una bailarina clásica y moderna. Ella intentó escapar de la Polonia ocupada pero cayó en una trampa de los nazis que la llevo al campo de concentración de Auschwitz. Ella allí tuvo el coraje de mirar a sus verdugos y enfrentarlos, a tan solo metros de la cámara de gas, ella uso la danza para distraer a uno de sus captores, quitarle su arma, matarlo y herir a un segundo guardia; luego aquellas mujeres fueron acribilladas y ninguna sobrevivió a esa fábrica de muerte.
La presente carta tiene como objetivo rendirle un pequeño homenaje a Franciszka por su valor, dale una segunda oportunidad para que viva, aunque solo sea en los pensamientos de los amantes de la danza. Y para recordar que lo más temible de la maldad es el hacer que las personas renuncien a parte de su humanidad para no enfrentar las consecuencias éticas y morales de sus decisiones, y de ese modo el mal se convierte en algo banal, algo que no es imperativo enfrentar.
Francisco Contreras Jeldres