El ministro de educación ha propuesto que no se aplique el Simce este año. Así, serían cuatro años consecutivos que no se concretaría esta evaluación, pues la última fue el 2018.
Conviene tener a la vista que durante los tres años que no se ha aplicado el Simce, los equipos docentes han dejado de contar con una información sustancial que les ayude a reconocer los conocimientos, competencias y habilidades deficitarias o insuficientes, y diseñar, consecuentemente, las estrategias pedagógicas pertinentes para ayudar con eficacia a los niños y jóvenes. ¿Por qué es tan importante aplicar esta evaluación? El propio Ministerio de Educación lo explica de esta forma: “Su principal propósito consiste en contribuir al mejoramiento de la calidad y equidad de la educación, informando sobre los logros de aprendizaje de los estudiantes en diferentes áreas de aprendizaje del currículo nacional, y relacionándolos con el contexto escolar y social en el que estos aprenden”.
Quienes trabajamos en el terreno escolar, sabemos que la información que proporcionan tanto el Simce como el Diagnóstico Integral (DIA) ha demostrado ser útil para los centros escolares. Ambos son instrumentos muy valiosos que les permiten a las comunidades educativas, reconocer muchos aspectos formativos cognitivos, socioemocionales, y de convivencia que deben ser reforzados.
Como resulta evidente, estos reportes cooperan con el trabajo docente y el liderazgo de los equipos directivos con sentido de oportunidad. Por eso sorprende que la máxima autoridad educativa haya expresado su interés en no aplicar este año el Simce. Desafortunadamente, no ha sido la única autoridad con este contraproducente objetivo. Alejandra Placencia, militante del Partido Comunista que ejerce como diputada de la República desde marzo de 2022 y que integra la Comisión de Educación de la Cámara de Diputados, ha señalado que “El Simce, tal como se ha utilizado durante 30 años, no ha ayudado a eliminar brechas, ni ha dado cuenta de lo necesario para mejorar las condiciones de aula, ni las dificultades de aprendizaje, por tanto, es deficiente como instrumento de diagnóstico y menos aún, puede considerarse el apropiado para evaluar la calidad de la educación”, lo cual es una fundamentación equivocada.
Parece necesario recordar que tanto el Simce como el Diagnóstico Integral proporcionan valiosa y oportuna información que debe ser trabajada por los sostenedores para mejorar la equidad y la calidad educacional. ¡En educación no hay magia! Además, en específico el Simce es un pertinente instrumento que notifica respecto del nivel de logro de los aprendizajes en materias que el Estado ha definido claves en determinados niveles de estudio y también reporta acerca de aspectos de convivencia escolar. Como bien especifica el Mineduc, el Simce proporciona valiosa información respecto del desarrollo personal y social de los alumnos en “el propósito de ampliar la mirada de calidad y avanzar en el logro de una educación más integral para todos los niños, niñas y jóvenes del país”. En lógica consecuencia, no aplicar el Simce sería una decisión equivocada.