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Señor Director:
La muerte de un diario es una mala noticia para la cultura, para la historia, para la sociedad, para la democracia, para la información que el tiempo dejará de ser noticia, que entregaba noticias. Esas noticias no estarán, es una mala noticia.
La desaparición de la edición impresa de El Sancarlino es una mala noticia, el último de una serie de diarios que tuvo San Carlos. El Pequén, El Pueblo, El Comercio, La Avanzada, El Esfuerzo, fueron también pequeños diarios que escribieron la historia local.
Los diarios impresos en papel están desapareciendo, La Cuarta de lectura popular, La Tercera, El Centro de Talca, La Discusión de Chillán, y ahora fue el turno de El Sancarlino, que se mantendrá en versión digital, pero no es lo mismo. El papel permite rayar, destacar, leer el papel es un agrado; produce nostalgia no verlos colgados en los quioscos donde lo leían los transeúntes.
Un pueblo sin diario pierde su identidad histórica. Hace poco existían 53 diarios regionales impresos, hoy solo nueve.
Los diarios recrean la cultura noticiosa de los pueblos, son la herramienta para atacar a los poderosos, desmentir el murmullo de la calle, acusar las injusticias, defender la verdad, y contar historias.
Alfredo Schmidt Vivanco