El Valle del Itata es la cuna del vino chileno, sin embargo, el desarrollo del enoturismo en esta zona es aún incipiente, muy distinto a lo que ocurre en los valles de Colchagua, Casablanca o Maipo, favorecidas por su cercanía a Santiago, fuente de las mayores emisiones de turistas y tránsito de los visitantes extranjeros.
Sin embargo, el éxito de los destinos mencionados no se puede atribuir exclusivamente a su ubicación. En ellos ha existido una voluntad por asociarse y un trabajo constante y planificado. En el caso de la ruta del vino de Colchagua, fueron seis viñas las que impulsaron hace 25 años un proyecto asociativo.
Actualmente, en Chile, más de 100 bodegas están abiertas al público, lo que corresponde al 27% del total. En Itata no son más de 5. Ciertamente, el negocio aún está en pañales, y no bastará con que algunas bodegas hagan degustaciones para levantar el turismo en la zona. El paso necesario para construir una ruta del vino y desarrollar el enoturismo en la zona es la asociatividad, pues cualquier esfuerzo individual resultará inútil.
Por lo mismo, merece destacarse el trabajo que viene realizando la Asociación Gremial de Enoturismo del Valle del Itata, que cumple un año de existencia e integra a 41 emprendedores que desarrollan negocios en torno a la vitivinicultura, gastronomía y hotelería.
Se trata de uno de los esfuerzos de trabajo conjunto más interesante que se ha visto en los últimos años, precisamente porque no se trata solo de una asociatividad entre viñateros, sino que con otros emprendimientos complementarios, por ejemplo, en gastronomía, alojamiento y servicios turísticos.
El desafío es gigante, partiendo por la necesidad de posicionar el destino.
Curiosamente, el Valle del Itata, el que tiene mayores atributos paisajísticos y culturales de todo el país, donde es posible encontrar parras centenarias y observar prácticas ancestrales, es uno de los menos conocidos turísticamente. De hecho, lograr visibilidad en el mercado turístico nacional e internacional se ha convertido en objetivo prioritario de la joven asociación gremial.
Y si se trata de desafíos, se debe mejorar la infraestructura pública y privada, para lo que se requiere el compromiso de la autoridad política, lo que también se está dando en Ñuble, desde el Gobierno Regional, como también desde la Corfo, el MOP y Sernatur.
Un buen primer paso ha sido mejorar la señalética en puntos estratégicos de la Ruta 5 Sur y de Itata, así como la incorporación del Valle del Itata a las zonas de interés turístico (ZOIT), categoría que le permitirá acceder de mejor forma a financiamiento público para acciones de conservación y promoción.
Igualmente, es positivo el esfuerzo público-privado que se está haciendo para hacer un levantamiento de la oferta de valor de los emprendedores locales y luego realizar una difusión conjunta, a nivel regional, nacional e internacional, con un relato unificado del Valle del Itata. Uno que debería hablar del valor patrimonial de sus tradiciones que se conservan hasta hoy, y que es lo que buscan muchos turistas que tienen algún grado de afinidad con el vino: la autenticidad.