La costa de Ñuble tiene gran relevancia económica no solo para nuestros pescadores, sino también para el turismo que ha tenido allí un importante desarrollo la última década.
Por eso ha generado gran interés y preocupación el reclamo que hizo Cobquecura al Gobierno, por la renovación del permiso de ingreso de barcos pesqueros del Biobío a la costa de Ñuble. Autoridades municipales y líderes gremiales se reunieron con el Subsecretario de Pesca para expresar su malestar y el Gobierno Regional también se sumó al rechazo. De hecho, el Gobernador Óscar Crisóstomo criticó la nula consideración de la región en la decisión de prolongar la licencia, lo mismo que el incumplimiento de la obligación legal de medir el impacto de la pesca que realizan las embarcaciones de la región vecina y que han llegado a más de cien en un día, según denunció el alcalde de la comuna costera.
La delimitación de la zona donde pueden operar las embarcaciones artesanales del Biobío fue, desde la génesis del proyecto de ley que creó la nueva Región, tema de interés y tensión entre autoridades y organizaciones locales y sus líderes, que vieron como el otorgamiento de ese permiso se convertía en moneda de cambio del proyecto independentista de Ñuble. En concreto, fue el artículo 12 del proyecto de ley que permitió crear la región el que consagró el permiso de operación de embarcaciones artesanales de hasta 15 metros de longitud.
De esa forma en 2018 se dejó contento a los parlamentarios de centro-izquierda que respaldaron a Ñuble en el trámite legislativo, también a diputados de derecha que defendían intereses de la industria pesquera penquista y, ciertamente, a la Federación de Pescadores del Biobío, que quedó conforme con la delimitación del área en las que se podían desenvolver, estableciendo que no se cambiaba el límite marítimo, aunque nos convirtiéramos en región.
De esta forma, se eliminaron los obstáculos legislativos en la fase final de tramitación del proyecto de Ñuble Región y se aquietaron las aguas de un potencial conflicto con los pescadores de la región vecina, que por número, pero sobre todo por la influencia ganada a punta de protestas y choques con la autoridad, pesan bastante más que sus pares de Ñuble, donde hay no más de 150 personas inscritas, entre pescadores, buzos mariscadores y recolectores de orilla.
Lamentablemente, los ñublensinos no hemos sido conscientes del significado que tiene este patrimonio para nuestro presente y sobre todo para el futuro. Inmersos en una fuerte tradición agrícola y ganadera, perdemos de vista nuestra pequeña costa y bien sabemos que cuando se desconoce la importancia de algo, se corre el riesgo de caer en la desidia, el abandono o en conductas irresponsables que pueden precisamente amenazar esa proyección económica y ambiental.
Habrá que seguir con atención la respuesta del Gobierno a este reclamo que nace en Cobquecura, pero al que se han ido sumando las comunas de Trehuaco y Coelemu, parlamentarios y autoridades regionales, para preservar la pequeña franja costera de 58 kilómetros que también está llamada a ser parte del desarrollo económico y social de la Región de Ñuble.