En 1903, el sacerdote José Agustín Gómez fundó en San Carlos la Congregación de las Hermanas Hospitalarias del Sacratísimo Corazón de Jesús, religiosas que durante sus más de cien años de vida se han dedicado a las obras sociales, médicas y de educación en la zona a través de colegios y hogares.
A 116 años de la instalación, la congregación decidió reunir el legado material con que cuenta para montar un museo en San Carlos, espacio que comenzó esta semana su marcha blanca en el marco de la celebración del Día de Patrimonio Nacional. Se trata de cuatro salas dentro del ex Hogar de Menores de la congregación y que reúne objetos desde el 1800 en adelante, como casullas de distintos sacerdotes, implementos médicos, varios elementos eucarísticos y, lo más importante, objetos personales del padre José Agustín Gómez como el cáliz que usó en su primera misa como sacerdote recién ordenado, un regalo que hacia mediados del 1800 hacían los padres del nuevo presbítero. En el caso del cáliz del padre Gómez, la fecha indica que fue utilizado por el fundador de la congregación el 10 de junio de 1854.
Al lado de ese cáliz, hay otro de menor tamaño que fue utilizado por el padre Eloy Parra, quien murió hace algunos años tras vivir otros tantos con las hermanas en la comunidad. El cáliz del confesor del Chacal de Nahueltoro, es exhibido también en el museo.
Trabajo mancomunado
El Colegio Sagrado Corazón de San Carlos también pertenece a la Congregación de las Hermanas Hospitalarias del Sacratísimo Corazón de Jesús y es su comunidad educativa la que tomó la responsabilidad de montar este nuevo museo que tomó el nombre de su fundador.
El docente de historia del establecimiento, Pedro Cuevas, explica que “esto nace con la idea de revalorizar el propio patrimonio local a través de estos implementos que mantenía la comunidad. Fue la superiora, madre Susana, quien desde hace años tenía esta idea en mente y que finalmente pudimos concretar esta semana”.
Pero el trabajo, lejos de terminar con la habilitación del espacio, recién comienza porque se deben catalogar alrededor de 300 artículos encontrados en los diferentes hogares y colegios de la congregación. “Ese trabajo se está desarrollando en conjunto con los docentes del colegio, pero también con las hermanas de la congregación. Estamos recolectando toda la información posible, ha sido un trabajo comunitario”, agrega Pedro.
Si bien las instalaciones no están abiertas a la comunidad en general aún, son los alumnos del propio colegio los que esta semana pudieron disfrutar del legado de la congregación.
La superiora de la congregación, madre Susana Cuevas, dijo que “esto nació porque era un sueño. Siempre me han gustado las cosas antiguas y cuando se fueron cerrando casas de la congregación fui guardando lo que me parecía más valioso y antiguo”, dijo. “Lo más valioso del padre José Agustín Gómez, está en San Felipe que es donde hizo casi toda su carrera. Pero lo que tenemos acá también es valioso para nosotros. Ahora comenzará el proceso de recolectar la información precisa para catalogar cada pieza. Hemos mandado a Santiago a restaurar algunos implementos religiosos y una hermana de la congregación restauró las casullas que fueron bordadas a mano”, explicó.