La noche del 4 de septiembre, Ñublense venció de manera agónica a Everton de Viña del Mar en el estadio Nelson Oyarzún de Chillán, con gol de Patricio Rubio, cimentando una levantada que se venía venir, tras una racha negativa en la que el Rojo no podía ganar.
Sin embargo, al día siguiente, la sorpresa fue mayúscula, cuando el club informó en sus redes sociales, que el técnico Jaime García dejaba sus funciones tras un curioso “mutuo acuerdo”, aunque después trascendió que su desvinculación estaba decidida por el presidente Sergio Gioino, luego de una serie de desavenencias, que tuvieron su punto cúlmine en un encontrón que el mandamás y el entrenador protagonizaron, en plena práctica nocturna en el estadio Nelson Oyarzún, previo a este duelo con los “ruleteros”.
Desde entonces, Ñublense no ha vuelto a jugar en su estadio. Y pasó mucha agua bajo el puente. Tras días convulsionados, porque la hinchada no dejó de protestar por la salida del director técnico oriundo de Cartagena, asumió el estratega argentino, Hernán Caputto, quien en pleno receso, aprovechó el espacio para conocer y entrenar al plantel.
A reencantar al hincha
La tormenta se calmó porque de los tres partidos que disputó de visitante, de manera consecutiva, sumó victorias ante Curicó Unido, en un clásico esperado y frente a Coquimbo Unido. En el último duelo, cayó ante Audax Italiano en La Florida, pero este sábado, en el regreso del Torneo de Primera A, el Rojo recibirá al sorprendente Palestino (cuarto con 42 puntos), que lucha por un cupo directo a la Copa Libertadores.
Los “diablos rojos” están décimos con 33 unidades y sueñan con reencantar a la hinchada roja, cuyo núcleo, no olvida la partida de García.
“Será un partido difícil, pero el plantel está mentalizado en salir a ganar este y los partidos que restan para llegar lo más arriba posible. Tenemos ganas de jugar en casa y esperamos que la gente apoye al equipo”, anticipó Caputto, quien recuperó a Campusano y Rivera, pero perdió a Guerrero y Rubio, para este duelo clave que puede marcar la cicatrización de una herida que el hincha, aún mantiene herida desde ese recordado 4 de septiembre.