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El mosaico cobra vida en espacios públicos de Ñuble de la mano de artista local

Hace 25 años, Ximena Quiñenao vive en Chillán donde se formó en el arte del mosaico. Nació en Santiago, pero se siente una chillaneja más. Por motivos laborales de su marido, llegó hasta la capital regional, donde tras dominar esta disciplina, la compartió en talleres y alcanzó  popularidad, que la llevó a liderar cerca de 10 proyectos urbanos basados en esta técnica.

Sus diseños han quedado plasmados en plazas, calles y  sedes vecinales de la región de Ñuble. También en otras localidades del país ha dejado su sello.

“Yo trabajo el vitro mosaico en mezcla con el natural, porque no es todo lo mismo. Hay distintos tipos de mosaicos. Yo trabajo una mezcla de mosaicos que está diseñado para trabajar en las plazas. Lo trabajamos en el taller primero en una malla especial que es de fibra de vidrio. Esa malla se trabaja íntegro del taller y cuando se va a instalar se lleva listo. Luego demoramos una semana prácticamente en instalarlo. El trabajo demora dependiendo del tamaño, podemos demorar 60 o 90 días”, describió.

Las obras artísticas de Ximena, autodidacta en la materia, están elaboradas por pequeñas piezas de cerámica de diversas formas y colores unidas sobre un aglomerante para formar composiciones decorativas.

“La cerámica que nosotros ocupamos es específica. De los murales en las calles, se usa española e italiana, dependiendo el color y se trae de Santiago. Y si necesitamos un color más específico, lo tenemos que mandar a pintar y se pinta en un horno de mil grados”, añade.

En su historial de trabajos con mosaico, destaca, el realizado en el Barrio El Roble, junto a vecinas, donde diseñaron los nombres de las plazas, además del piso de la sede vecinal, en el marco de un programa Quiero mi barrio, del Minvu.

Asimismo, ejecutó cuatro figuras distribuidas en la población Vicente Pérez Rosales en conjunto con la comunidad. Además de un asiento bajo la misma técnica. Luego en el sector La Bonilla, realizó un logo de la Junta de Vecinos “Bernardo O’Higgins”.

De manera independiente y con fondos del Ministerio de las Culturas, creó junto a unas alumnas, el mural de la Escuela Juan Madrid de Azolas, con el propósito de incentivar la lectura.

Las obras de restauración del escudo de la Universidad de Concepción, emplazado en el arco, también sobresale en sus experiencias laborales. La intervención abarcó los 18 metros cuadrados de la superficie del mosaico, construido en 1971.

Dentro de sus obras recientes, las figuras representativas del turismo y de la actividad económica de Yungay lucen en la reciente remodelación de la plaza de esa comuna, inaugurada el 1 de abril pasado. Las manos de Ximena,  y la de su equipo, están detrás del Salto del Itata, Cholguán, una trilladora y Pan de Azúcar

Para Ximena, la incorporación del mosaico en el barrio tiene un valor significativo, no solo desde el punto de vista estético, sino artístico.

“Pienso que tiene un valor grande porque, primero, se conserva mejor que una pintura, porque hacen murales de grafito y esas cosas. En España hay mosaicos que tiene 100 años o incluso hay mosaicos de mil años, dos mil años antes de Cristo, que se trabajaban con piedras, con terracotas. Es un arte más durable y que puede llegar a cualquier persona, si se hace en una plaza o en un lugar público. Es como la forma de acercar el arte a las personas”, destaca.

Como la decoración siempre ha sido su pasión, la ha incorporado desde sus orígenes en el negocio familiar “Koipue Muebles”, que mantiene hace 20 años junto a su esposo, donde también ha realizado pedidos particulares.

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