El aumento de casos activos, la alta velocidad de los contagios y un deficiente testeo, motivaron el retorno a Ñuble de medidas drásticas como el confinamiento total y obligatorio de las personas y limitaciones a buena parte de las actividades cotidianas.
El hecho de que no se tomen medidas a tiempo para frenar la expansión del virus que ayer totalizó 4.785 casos notificados y 80 decesos en la región, puede ser devastador. El Covid-19, como se ha visto hasta ahora, se propaga a gran velocidad. De ahí que ante una fuerte y sostenida alza en las cifras de contagiados, se haya optado por la cuarentena y el confinamiento de las personas en sus hogares. Pero esto no erradica al virus sino únicamente reduce la velocidad del contagio. O sea, es una medida que busca retardar en el tiempo los contagios y permitir así que un mayor porcentaje de personas reciban atención médica.
Seamos claros. El momento más difícil de la pandemia -hasta ahora- es éste. Hay más de 600 casos activos, el número de contagios diarios sigue muy alto (ayer fueron 80), el comercio local está reventado; el desempleo, en 12,1% y decenas de miles de ñublensinos, desesperados por la situación.
Pero no todo es malo y hay logros para resaltar. El sistema público de salud ha avanzado notablemente en camas críticas, habiendo logrado triplicar las unidades existentes e incrementar sustancialmente el número de pruebas, aunque la gestión de éstas en el sistema de salud siga siendo, en muchos casos, deficiente.
Es indudable que el manejo de la crisis sanitaria supone también una problemática cultural y social, donde las conductas colectivas -para bien y mal- condicionan la capacidad de nuestra sociedad para responder ante la emergencia.
Lamentablemente, lo que vimos ayer no es nada alentador. Aglomeraciones en torno a los bancos, bencineras colapsadas y miles de chillanejos llenando carros de supermercados, por miedo a un supuesto desabastecimiento, muestran que en seis meses no hemos aprendido nada.
Nuestra región, y en especial su capital, atraviesan por una grave situación económica y por ello, superar esta cuarentena cuanto antes es muy importante. Es el mayor desafío sanitario y social en la historia de las actuales generaciones y por lo mismo, reclama la máxima responsabilidad del Gobierno, una mayor disciplina social y en cada uno de nosotros los más altos niveles de autoprotección y cuidado.