El mar de Ñuble

Preocupación existe en Biobío ante la posibilidad de que los pescadores de dicha región pierdan la facultad de ingresar a la primera milla marina de Ñuble a desarrollar actividades extractivas, específicamente sobre sardina común y anchoveta, como viene ocurriendo desde la creación de la región.
En septiembre pasado, el gobernador de Biobío, Sergio Giacaman, convocó al primer encuentro con parlamentarios y representantes de la pesca con el objetivo de analizar las implicancias de la eventual derogación de la Resolución Exenta N°919, de 2018, que permite a las embarcaciones de Biobío “perforar” la primera milla de Ñuble.
La mencionada resolución, de la Subsecretaría de Pesca, fue dictada en el contexto de la creación de la región de Ñuble, como una “concesión” para la región “madre”, donde la afectación de los pescadores de Biobío era esgrimida como un argumento en contra del proyecto de nueva región durante su discusión legislativa, puesto que perderían el acceso a una zona de gran riqueza pesquera.
De esta forma, la resolución de 2018 autorizó transitoriamente -por cinco años- el ingreso de embarcaciones con una eslora igual o superior a 12 metros a la primera milla del área de reserva artesanal de Ñuble. Dicha resolución fue revisada en 2023 y prorrogada hasta 2027, año en el cual se pone fin a la facultad entregada por este acto administrativo, pero que no garantiza que dicha medida no sea renovada con futuras resoluciones. Lamentablemente, su renovación automática ha consolidado una asimetría inaceptable, que convierte a Ñuble en la única región de Chile que debe compartir su primera milla con flotas externas.
Precisamente, con el objetivo de poner término a esta concesión transitoria, a instancias de legisladores locales, a fines de agosto, la Cámara de Diputados aprobó solicitar al Gobierno que derogue la resolución. La solicitud fue aprobada por 79 votos afirmativos, 19 negativos y 22 abstenciones.
Para los vecinos de la zona costera de Ñuble, para los pescadores artesanales y recolectores de Cobquecura, Trehuaco y Coelemu, para las organizaciones sociales y ambientales de la región, y fundamentalmente, para el valioso ecosistema que constituye este litoral, es urgente poner fin a esta concesión transitoria, que no le ha dejado nada bueno al territorio, sino que, por el contrario, ha reducido la disponibilidad de recursos para los pescadores, mariscadores y algueros que viven de la pesca artesanal y se ha convertido en un símbolo de subordinación administrativa y de amenaza para la biodiversidad costera. A ello se suma el impacto en el Santuario de la Naturaleza Islote Lobería e Iglesia de Piedra, donde existen registros de naves hostigando a lobos marinos y alterando un ecosistema que debería estar protegido.
Ñuble tiene el derecho a ejercer soberanía sobre su costa y su mar. Sus habitantes son los llamados a decidir los usos del borde costero, así como la gestión de sus recursos marinos, vale decir, su explotación con criterios de sustentabilidad, priorizando a la pesca artesanal local y resguardando el rico patrimonio natural a través de instrumentos de protección y conservación. Lo que corresponde, ahora, es defender al unísono, ante el Ejecutivo, el derecho de Ñuble sobre su mar; y paralelamente, avanzar en la implementación de instituciones de control y fiscalización, en el reforzamiento y ampliación de los instrumentos de protección ambiental, en la habilitación de una instancia de gestión del borde costero y en el fortalecimiento de la pesca artesanal de la zona.