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El legado de un magistrado formado en el rigor y la justicia

La historia judicial de Juan Eduardo Fuentes Belmar es también la historia de una vida dedicada al servicio público con bajo perfil y profunda convicción.

Nacido en Chillán en 1949, creció en sus escuelas públicas y liceos, formándose en un entorno donde el valor del deber y el compromiso con la comunidad marcaron sus primeros pasos. Allí también conoció a Marianela Garrido, su compañera de toda la vida, con quien formó una familia de juristas.

Tras estudiar Derecho en la Universidad de Concepción y titularse en 1974, inició ese mismo año su carrera en el Poder Judicial.

Desde los primeros cargos en Yungay y San Carlos hasta las más altas funciones jurisdiccionales en Arica, San Miguel y Santiago, su camino fue sólido, constante y ascendente.

A lo largo de cinco décadas, su sello ha sido la sobriedad, el profesionalismo y la defensa férrea de la institucionalidad.

Presidente de la Suprema

Investigó violaciones a los derechos humanos, como el asesinato de Víctor Jara, y su desempeño fue clave en causas relevantes en el Tribunal Calificador de Elecciones, como la anulación de la votación del exalcalde Aguilera de San Ramón; o la habilitación de Marco Enríquez-Ominami como candidato presidencial.

Presidió la Corte Suprema entre 2022 y 2023, etapa en la que impulsó el diálogo con otros poderes del Estado y promovió una justicia cercana, moderna y transparente.

En enero de 2024, concluyó su mandato con una ovación de sus pares y funcionarios. En su despedida, reiteró que “el prestigio del Poder Judicial se gana en la medida que cada uno de los funcionarios cumpla de manera eficiente, apegado irrestrictamente a la verdad”.

Por su trayectoria ejemplar y su compromiso inquebrantable con la justicia, Chillán lo honró como Hijo Ilustre en 2024.

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