Señor Director:
Cuando en Estados Unidos un partido controla el Senado, la Cámara de Representantes y el Ejecutivo, se le conoce
como “gobierno unido”. El conteo de votos, iniciado el pasado martes, ha dejado como resultado que el Partido Repu-
blicano de Trump gozará de esta condición.
Previo a la elección, encuestas y modelos estadísticos sugerían una competencia más cerrada, pero la realidad elec-
toral mostró un resultado muy distinto. Esta victoria, que se resolvió en pocas horas, abre una nueva etapa política en
la democracia más longeva del mundo moderno.
¿Implica este “gobierno unido” que Estados Unidos avanzará en una dirección común? La respuesta parece ser nega-
tiva. Aunque el Partido Republicano ha consolidado un control efectivo sobre las principales instituciones, persisten
profundas divisiones políticas y sociales que desafían la idea de unidad en el sentido más amplio. Así, esto no es sinó-
nimo de consenso, sino de un arrastre presidencial que fácilmente podría tensarse en el futuro.
En consecuencia, Estados Unidos enfrenta la paradoja de un “gobierno unido” en el papel, pero no en la práctica
social ni en la cohesión ideológica de sus ciudadanos. Esta configuración política plantea interrogantes sobre la go-
bernabilidad en una nación profundamente polarizada. La narrativa está lejos de cerrarse; los próximos años serán
un experimento que definirá si este “gobierno unido” puede realmente existir.
Miguel Ángel Fernández
Subdirector Académico Faro UDD