“El futuro del huemul depende de la protección real de su hábitat en la cordillera de Ñuble”

La cientista política y conservacionista, Diane Haughney, ha desarrollado una extensa labor en terreno dentro de áreas protegidas como la Reserva Nacional Ñuble y Huemules del Niblinto, participando en estudios y censos del huemul, especie declarada en peligro de extinción.
Su trabajo de campo le ha permitido constatar los profundos impactos que generan el loteo, la ganadería y el turismo no regulado sobre el ecosistema que habita este emblemático ciervo andino.
Haughney advierte que la fragmentación del hábitat ha provocado el aislamiento genético de las poblaciones, reduciendo su diversidad y aumentando los riesgos de enfermedades y consanguineidad. A esto se suman amenazas como la presencia de perros asilvestrados, la pérdida de plantas nativas por ramoneo de ganado y el avance de obras industriales en sectores sensibles de la cordillera.
Desde su experiencia, sostiene que la supervivencia del huemul solo será posible mediante una protección efectiva del territorio, la restauración de corredores biológicos y la creación de un parque nacional más amplio en los Nevados de Chillán, capaz de resguardar la biodiversidad del centro-sur de Chile. También alerta sobre los efectos que podrían tener proyectos de gran envergadura, como el Embalse Punilla, al interrumpir los desplazamientos naturales de la especie y degradar su hábitat.
Para Haughney, el momento actual exige una acción coordinada entre instituciones públicas, comunidades locales y científicos, con el fin de evitar que el huemul, símbolo de la fauna nacional, desaparezca definitivamente de los paisajes cordilleranos de Ñuble y Biobío.
¿Cómo afecta la fragmentación del hábitat del huemul, producto de los loteos, el turismo y la ganadería, al flujo genético entre las poblaciones, y qué consecuencias concretas tiene ese aislamiento para la especie?
La fragmentación impide la conexión entre grupos de huemules y dificulta el traslado de huemules entre los sectores de hábitat protegido, como lo son la Reserva Nacional Ñuble o la de Huemules del Niblinto. Por lo tanto, los huemules arriesgan sus vidas al intentar cruzar filos y valles en busca de pareja y buen hábitat. Esto significa que la variedad genética entre los grupos familiares tiende a disminuir. Una baja variabilidad genética conlleva mayor probabilidad de problemas de salud y vulnerabilidad a las enfermedades y aumenta los riesgos asociados a problemas de consanguineidad.
El aislamiento de los huemules en grupos pequeños también significa la posibilidad de problemas demográficos. Las hembras adultas podrían envejecerse y ya no podrían reproducir crías sin existencia de una hembra joven en el grupo, o el macho del grupo moriría y no hay otro macho en el grupo para mantener la reproducción. Sin movimiento de juveniles entre grupos, los grupos familiares siguen existiendo por un tiempo, pero al final se mueren.
Estos problemas genéticos y demográficos se agravan en tiempos de cambio climático, cuando una nevazón podría ser más larga e intensa, o una sequía podría escasear fuentes de agua o promover grandes incendios forestales que podrían dañar al hábitat o causar muertes entre los huemules.
Además de estos efectos negativos por la fragmentación del hábitat de huemules, los huemules sufren graves impactos del turismo, del loteo, y de la ganadería, entre otras actividades humanas.
Estos impactos negativos incluyen ataques de perros asociados con los asentamientos humanos y la presencia del ganado; la pérdida de plantas de alimentación a causa del ramoneo por ganado doméstico; la degradación del hábitat por el ganado y las enfermedades y los parásitos transmitidos por animales domésticos.
Otras amenazas surgen del aumento de las actividades humanas de recreo no controladas. Estas actividades de turismo reflejan la gran atracción de la naturaleza y de la cordillera, pero desgraciadamente estos usos no regulados dañan esa misma naturaleza, ahuyentando a los huemules de lugares preferidos y causan erosión y degradación del hábitat de muchas especies nativas de la cordillera. Fue muy impactante ver el gran aumento de estas actividades entre enero 2016 y enero 2025, fechas de mis últimas visitas.
Finalmente, la expansión de loteos y la construcción de grandes obras industriales degradan y reducen el hábitat para los huemules, aumentando el riesgo de su extinción.
Desde su experiencia en prospecciones y censos, ¿qué medidas urgentes considera necesarias para restablecer la conectividad entre los grupos de huemules en la cordillera de Ñuble y el Biobío?
Es esencial proteger más tierras para posibilitar el traslado seguro de huemules entre los sectores protegidos y para dejar que la población aumente lo suficiente para evitar su extinción. Hay hábitat, pero no hay suficiente protección para los huemules y para mantener la calidad del hábitat.
Las amenazas (el turismo no controlado, el ganado y los perros en la cordillera, la expansión de loteos, las obras de gran envergadura) crean barreras para el movimiento de huemules y restringen gravemente la cantidad de hábitat para reproducción. El proteger más hábitat protege los hábitats de muchas otras especies de flora y fauna nativa de la cordillera y ayuda a asegurar las cuencas hidrográficas.
¿Qué rol debieran tener instituciones como Conaf, los gobiernos regionales y las comunidades locales para compatibilizar conservación y desarrollo turístico o ganadero en zonas donde habita el huemul?
Lo que he encontrado y lo que mis colegas generalmente concuerdan, es que las instituciones públicas y comunitarias deben trabajar vigorosamente para crear un gran parque nacional para recuperar la población del huemul en el centro sur de Chile y para proteger la increíble biodiversidad y la vida silvestre de la zona. Es una oportunidad histórica que no volverá dado el ritmo de crecimiento de la región.
Estamos en un momento crítico donde la cooperación de las instituciones públicas y las comunidades locales deben liderar un compromiso para la protección de la naturaleza.
Por lo tanto, para salvar al huemul y proteger su hábitat, es necesario plantear su protección por medio de un parque nacional más grande en los Nevados de Chillán, a través de políticas públicas y con el apoyo de instituciones públicas y organizaciones no gubernamentales y grupos de ciudadanos locales.
¿Es viable pensar en programas de manejo genético o reintroducción entre distintas poblaciones para contrarrestar la pérdida de diversidad genética, o los riesgos superarían los beneficios?
Sin proteger hábitat que posibilite el movimiento de los huemules y el crecimiento de su población, la reintroducción de huemules no solucionaría los problemas. Igualmente, el intento de aumentar la variabilidad genética por manejo genético tampoco resuelve el problema de las amenazas a los huemules en los Nevados de Chillán.
En su opinión, ¿cuáles son los impactos más graves que proyectos como el Embalse Punilla podrían tener sobre el hábitat del huemul y las especies asociadas a ese ecosistema?
Proyectos como el Embalse Punilla crean un obstáculo insuperable para el movimiento de los huemules, y no solo por el embalse mismo. Su construcción destruye hábitat de fauna y flora nativa; la existencia del embalse no se mitigará la perdida de hábitat y corredores de conexión, sino crea una industrialización de una zona cordillerana con una identidad tradicional y una naturaleza vulnerable pero salvable.
Usted plantea que se requiere un parque nacional más extenso y con mayores recursos. ¿Qué características debería tener esa área protegida para asegurar realmente la supervivencia del huemul en el centro-sur del país?
Un parque nacional más extenso debe incluir hábitat bueno y suficiente para el huemul y otras especies de la cordillera; corredores de hábitat protegida para posibilitar el traslado de huemules; recursos financieros para fiscalizar el uso humano (actividades de recreo, áreas de campamiento cuidadosamente diseñados y bien organizados, etc.).
Además, potenciar la investigación científica sobre especies nativas para promover la salud de las especies nativas de la cordillera; crear y mantener enlaces con organizaciones comunitarias e instituciones públicas para promover el reconocimiento del valor de las especies nativas de la cordillera y del valor de la integridad del medio ambiente de la cordillera.
Se discutieron estas medidas en el Encuentro del Huemul convocado en Chillán en enero del 2025. Espero que se convoque un evento semejante en los próximos meses para avanzar propuestas para un gran parque nacional para Chile Central.