Señor Director:
La sequía se ha transformado en un problema político, pero no las causas de ésta. No todas las causas de la escasez hídrica son naturales. El resecamiento de la tierra también puede ser provocado por la acción del hombre.
La actual calamidad es la concreción de un desastre anunciado. Las advertencias no escasearon. Geógrafos, climatólogos y ecólogos la venían anticipando desde hace décadas. Sus palabras cayeron en oídos taponados por mezquinos intereses.
Los políticos son responsables de las buenas políticas públicas que conciben, gestionan y ejecutan. Pero son culpables de las omisiones, descuidos y malas decisiones que toman. Y si toman decisiones a sabiendas de que son malas, no son ni inocentes ni estúpidos, son perversos. Puesto que las decisiones políticas tienen un carácter vinculante, una mala decisión tiene un potencial de devastación gigantesco; debido al número de personas (no sólo a las que están vivas, también a las que están por nacer) a las cuales puede afectar la insensatez, la torpeza o la perversidad de los políticos.