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Benjamín Ignacio Correa es un niño chillanejo, de 3 años, que vive con una compleja enfermedad denominada hipersensibilidad del tipo 1 a la Caseína.
Es decir, por su condición el menor no puede consumir productos derivados de la proteína de leche de vaca o estar en contacto con ello, pues corre el riesgo de sufrir un shock anafiláctico.
Para su familia enfrentar esta patología no ha sido fácil, ya que no puede estar en contacto con ningún alimento que hayan sido procesado en línea de producción de lácteos de este tipo, ni tampoco estar en contacto con personas que los hayan consumido, pues de ser así corre el riesgo de comprometer algunos de sus órganos vitales.
“Es un cambio radical para una familia y ahora tengo miedo que asista al colegio, porque puede correr riesgo, si es que algún niño que haya consumido leche lo toque o que le tiren algo que contenga lácteo, ya que puede sufrir un schock anafiláctico”, comentó su madre Katherine Emperatriz Cárdenas.
Uno de los principales inconvenientes para las familias que tienen un hijo con este problema es el alto costo que conlleva, en comidas especiales, tratamientos y atenciones médicas.
Para la madre de “Benja”, quien es sicóloga de profesión, ya es parte de la rutina leer las etiquetas de cada producto, incluso de ropa, champú o témpera, ya que pueden contener trazas de suero o caseína, que podría desencadenar efectos adversos en su organismo.
“Frente a emergencias debo tener autoinyectables de adrenalina que cuestan 180 mil pesos y son financiado de manera particular. Son los únicos que le permiten salvar su vida, y que lo estabilizan. Normalmente tras presentar la sintomatología, las personas con este tipo de alergia sufren dos episodios por lo que requiere ser hospitalizados por 12 horas”, detalló.
En este momento la familia y amigos de Benjamín se encuentra organizando una actividad a beneficio, pues requiere ser intervenido bajo condiciones especiales, que demandan altos costos.
“Ahora el gran problema es que tiene fimosis puntiforme y de reparar solo con cirugía, es muy común y además está cubierta por el sistema de salud, pero “Benja” necesita un pabellón adecuado a su condición y una UCI a disposición y de manera privada. Por lo tanto, los costos suben de $220.000. con un bono PAD, a $2.200.000, sin contar los días UCI que necesite mi hijo”, explicó Katherine.
Por esta razón, Wonder’s Producciones y todos sus emprendedores están organizando una rifa a beneficio a realizar el 19 de enero en Chillán Viejo para poder reunir los recursos necesarios que permitan operar al menor dentro del corto plazo.
“Les agradecería de corazón si pudiesen difundir, cooperar con un número o sólo enviar energía positiva y luz para él”, dijo su mamá.