Tras décadas de invisibilización, la música urbana en Ñuble está despegando de la mano de varios exponentes que forjaron su arte en la calle. Dos de ellos son Racso y Nicolás Ramírez, jóvenes que representan a muchos otros músicos locales que hoy están generando material de calidad en redes sociales. El primero de ellos por estos días está en México participando de una competencia mundial del género, mientras Ramírez batalla desde Ñuble Urbano por dar más cabida al género dentro de la ciudad y la región.
La historia de Racso con la música comienza en festivales y competencias de freestyle desde el año 2016. Nació en Chillán y sus estudios los desarrolló en el Liceo Polivalente de San Nicolás. Ha incursionado en el rap, el rap soul y las baladas. “Me quedé con el rap porque este género me representa y cuenta mejor mi vida y cómo soy en realidad”, describe argumentando que no tiene un disco editado, pero que este 2022 irá por su primer EP con siete temas.
“Musicalmente he cantado en el Día Nacional de la Música dos veces, me tocó alguna vez telonear a Movimiento Original en la Casa del Deporte y hace poco me presenté como solista en el Teatro Municipal de Chillán”, resume.
Pero eso no es todo, porque con su arte urbano ha logrado representar a los músicos chilenos en varias competencias de freestyle como Argentina. Por estos días se encuentra en México participando de otra competencia que lo mantendrá por los siguientes 10 días midiéndose con representantes de Perú, España, México, Argentina y Chile. Respecto a las dificultades de ser músico en Chillán, Racso cuenta que “en la ciudad aún no se explotan las vitrinas, tenemos que salir de Chillán para hacer música porque no hay mucha difusión ni apoyo a los artistas”.
Por ahora, su vida está puesta en México, pero también en el EP que va a editar dentro de poco. “Me gustaría recorres más países y ser campeón mundial de freestyle. Ahora en México vine a una internacional por equipos, estoy representando al equipo de Chile con músicos de Puerto Montt, Osorno y Santiago. Solo ganará uno y eso lo sabremos en diez días más”.
Sobre las plataformas digitales de música, Racso cree que son la mejor forma de dar a conocer a un artista hoy por hoy. “Está Youtube en donde se muestran todas las batallas y eventos y esperamos que siga creciendo para vivir cómodamente de esto y entregar música profesional a quien quiera escucharla”.
Música y gestión
Nicolás Ramírez es otro de los músicos chillanejos ha abrazado el rap. Cuenta que se involucró con la música desde muy pequeño, tanto que no sabía que el género que lo haría despegar se llamaba rap. “Yo le decía música rápida, y siempre me llamó la atención. Desde chico quise cantar, de hecho en el Colegio Concepción me echaron del coro por desafinado y yo ni siquiera sabía lo que era cantar afinado”, recuerda entre risas.
“Cuando pequeño, vivía frente a la Plaza Santo Domingo y era súper callejero. Ahí, en la calle, conocí a más gente del rap, comencé e interiorizarme en el género y aprendí a componerlo. A los 13 años ya tenía mi primera banda, Tercer Ojo, con la que ganamos la Escuela de Rock del 2003 y la posibilidad de hacer un disco que lamentablemente no está en redes, porque en ese tiempo no se habían masificado”, cuenta.
“Luego formé otros proyectos, como Converso Paralelo en el 2010, lanzamos el Don de la Palabra, y también lancé un disco como solista que se llamó Frecuencia Modulada el 2017 bajo el nombre Calamar. Estuve en el Festival Patria Nueva el 2010, entre otros escenarios y durante los últimos dos años tuve la suerte de ser seleccionado para el Día de la Música, que organiza la SCD con el Ministerio de las Culturas”, enumera.
Los últimos años de Nicolás, sin embargo, han estado enfocados en la gestión cultural debido a las dificultades que presenta el desarrollo de la música en la zona. “No hay posibilidades de profesionalizarse, con estudios de producción musical, es difícil en lo formativo, hay falta de espacios tremendas, la cantidad de eventos es acotada sobretodo para el género urbano. Creo que se ha avanzado, pero queda bastante por avanzar en ese sentido. No contamos con información respecto de cómo actuar frente a la industria, tenemos diferencias muy grandes con otras ciudades que tienen industria, eso hace ver que los artistas emergentes no tenemos muchas orientaciones para desenvolvernos en esta industria”, precisa.
Y a pesar que sigue componiendo con la finalidad de editar un disco el otro año, está apoyando a otros artistas como el mismo Racso como presidente del colectivo Ñuble Urbano. “Ya tenemos algunos proyectos adjudicados y queremos seguir en esta misma línea. Yo vengo de los tiempos del casette, y ahora con redes es distinto. Creo que cada etapa tiene su mística, cuando éramos chicos nos juntábamos en la plaza y cambiábamos casettes o llevábamos un equipo y los copiábamos ahí. Lo mismo con el CD, porque ibas a un computador y hacías tus mp3. No me tocó el tiempo del vinillo, pero supongo que era muy parecido. Ahora la actividad digital se ha ido ampliando y eso es muy positivo porque permite monetizar tu trabajo. Cuando llegó internet la industria cayó con la desaparición del CD, muchos sellos quebraron, los artistas vendían poco y tenían que tocar más en vivo. Pero ahora, con la llegada de Spotify y otras plataformas se da la posibilidad de tener más formas de monetizar las canciones. Ha sido positivo, porque se ha generado un boom de artistas sobretodo urbanos, porque está todo más accesible que antes, más democratizado y competitivo y ayuda a que uno se exija aún más”, finalizó.