Señor Director:
Que en Chile se lee poco y mal es algo que se oye a menudo a la hora de describir cómo nos va en el ámbito de la lectura. Esto corrobora en parte la última evaluación PISA (Programa para la Evaluación Internacional de Alumnos de la OCDE), que examina las áreas de matemáticas, ciencias y, precisamente, lectura.
Los resultados de Chile tienen de dulce y agraz: por un lado, nuestro país se posiciona en el primer lugar de Latinoamérica, y al parecer la pandemia no habría tenido un impacto significativo. Pero, por el otro, permanece debajo de la media de la OCDE y no ha habido avances en el último tiempo.
PISA no mide el aprendizaje de contenidos de un programa escolar, sino que se centra en capacidades y aptitudes. En el caso de la lectura, se evalúa la habilidad para la comprensión de textos, la reflexión respectiva y su utilización, tanto para el logro de metas personales como para una participación activa y efectiva en sociedad. Por lo tanto, se debe entender que va mucho más allá de la comprensión de un texto en particular o de un ámbito en específico, toda vez que su desarrollo y consolidación a alto nivel permiten que una persona logre desenvolverse de manera adecuada en la esfera individual y social.
Los resultados PISA deben llamarnos a la reflexión y a la acción para fomentar la lectura, cualquiera sea el ámbito en el cual nos desenvolvemos: profesional, educativo o familiar. Si en el pasado leer era privilegio de pocos, hoy la población alfabetizada se acerca cada vez más al 100%. Si antes era necesario acudir a bibliotecas para acceder a fuentes de información, hoy existe un acceso prácticamente ilimitado a ella.
Waldo Chaparro
Director Carrera de Traducción e Interpretación en Inglés UDLA