Fue en una entrevista en el 2014, cuando el bajista de Kiss, Gene Simmons, declaró que el rock había muerto. Afirmación que hace unas semanas volvió a mantener, pero agregándole el ingrediente que el estilo, ciertamente, no es rentable en la actualidad en lo comercial.
“El rock está muerto, puedes apostar a que realmente es así. Pero no porque no haya talento, es porque el modelo de negocios no funciona. Es porque la música ahora es gratis -con todas las plataformas digitales existentes-, que las bandas nuevas no tienen oportunidad”, afirmó.
Una frase que de manera intermitente emerge y genera cierta polémica y cruces de opiniones: otros íconos de la música como Tommy Iommi, Alice Cooper e incluso Prince también se han alzado en la defensa del estilo.
Para el musicólogo y profesor asistente del Departamento de Música UdeC, Nicolás Masquiarán, declaraciones como las del músico -y las respectivas réplicas-visibilizan posturas sobre un problema de índole generacional.
“En el mundo de la cultura artística es un hábito que lo nuevo pretenda sepultar a lo viejo. Es parte del discurso estético ilustrado que impone la novedad como cuestionable criterio de valor. Además, cada generación suele considerar que les tocó vivenciar el punto cúlmine, que entre las bandas de su época estuvieron las mejores y/o más importantes y luego todo fue declive. Algunos lo dirán de Woodstock, otros del post punk, otros del grunge. Entonces, el comentario de Simmons viene simplemente cargado por la nostalgia sobre las formas de rock que él considera legítimas y sobre un modelo de industria musical, que si está en vías de extinción, es porque resulta disfuncional frente al estilo de vida actual”, explicó.
Para Rodrigo Pincheira, académico, investigador y periodista especializado en música, el rock no está para nada muerto, lo que sí cambió, y acorde con la evolución de los tiempos, es la industria y su manera de hacer rentable el negocio de la música.
“Está liquidado el mercado de la música, más bien la forma de hacer industria con esa trilogía que era producción, distribución y consumo. Se alteró para siempre ese circuito y la industria no ha sido capaz de proponer otro modelo de negocio. Cuando se argumenta con cifras sobre las ventas se sigue pegado en el mercado y no en la forma artística. Comparar las ventas del rock con las del reguetón son asuntos distintos”.
Estilo imperecedero
Palabras a las que hizo hincapié en que “el rock, con su desarrollo y evolución, continúa allí. Tal vez el propio negocio de la música ha conducido a este género hacia un lugar no adecuado ni propicio y que nunca quiso. ¿Cuál es ese lugar? El del reciclaje de sí mismo, lo vintage o la onda retro porque es un camino seguro y probado. Eso recuerda el bajista de Kiss. En este negocio nadie se puede equivocar porque se transan millones de dólares. Entonces hay poco riesgo y miedo a caer al vacío artístico, entonces se mira para atrás”.
Más allá de la perpetuación del estilo replicando o reciclando sus formas y fórmulas, para Masquiarán no hay que desconocer toda su enorme carga histórica que ha originado un sinfín de influyentes grupos y que también ha permeado a otros géneros musicales.
“Poner una lápida gratuita desconociendo que la permanencia no se resuelve en la simple repetición de fórmulas, sino sobre todo en la diversidad de corrientes a las que dio origen y la enorme influencia que ha tenido sobre la música en general. Sería como afirmar que la música de J. S. Bach o de Beethoven está muerta. Por supuesto que ya no se estila componer como ellos, pero ¿por qué, entonces, se la sigue tocando y músicos de todo tipo se influencian por ella? Creo que tendrían que pasar unos cuantos siglos antes de que la memoria social deje de retornarnos una y otra vez a Los Beatles o Los Prisioneros”.
Texto: Mauricio Maldonado