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En el pasado David Barra Lagos siempre había manifestado a su familia el deseo de donar sus órganos para dar a otros una segunda oportunidad. Ese momento llegó el lunes recién pasado cuando un accidente cerebrovascular le quitó la vida repentinamente.
El acto generoso del chillanejo, de 45 años, benefició a cinco personas que estaban en lista de espera por un trasplante.
Los días de David trascurrían entre su familia y su labor en un taller de fabricación de maquinaria agrícola en camino a Yungay. Anteriormente, estuvo trabajando en la empresa Frusur en San Carlos, donde tuvo que dejar su puesto tras 10 años por problemas de salud que le impedían continuar.
Los dolores de cabeza no cesaban a raíz de un malformación cerebral que lo afectaba. Si bien recibía una pensión debido a su delicada condición de salud, no dejaba de funcionar. Su familia era su prioridad y tenía que mantener su hogar, en calle Mario Vergara en cercanías de la Población Irene Frei.
“Mi hermano tenía una malformación congénita cerebral por la cual fue intervenido en dos veces Concepción hace un tiempo y por esta razón recibió una pensión. No podía estar quieto, incluso instaló un negocio y luego trabajó en este taller como tornero”, dijo su hermano, Emilio Barra.
David era casado con Laura Orellana y padre de dos hijas, de 15 y 12 años, que estudian en el colegio Polivalente Padre Hurtado.
“Él, junto a su esposa participaban activamente en la directiva del curso y Centro de Padres. Sus dos hijas, de II medio A y Séptimo básico A, son alumnas destacadas, que han sido premiadas por sus valores y esfuerzo académico. El hecho que decidiera donar sus órganos en vida, es muy consecuente con la percepción que la comunidad escolar tiene de él y su familia, comprometidos, solidarios, colaboradores”, dijo la profesora, Ivonne Navarro, encargada de Pastoral.
En medio de dolor por su partida, Miriam Orellana se siente orgullosa por el gesto de su cuñado que permitirá a otros seguir viviendo.
“Es fuerte esto. Sabemos que fue un grande, porque va a dar vida a muchas personas. El dolor es grande, pero él estará presente en cinco personas. Laura, mi hermana, tiene la ilusión de volver a escuchar su corazón, le gustaría tener contacto con aquellas personas a quienes ayudó”, dijo.
Los restos de David fueron despedidos este jueves en la Iglesia La Merced y sus funerales serán al mediodía en el Cementerio Municipal.
“Fue una persona que estaba dispuesta ayudar siempre. Le pedía un favor y lo hacía a la hora que fuera. Nos hacía reír con sus bromas y sus trucos de magia que realizaba a los niños. Mi papá le decía “Roberto Carlos”, porque siempre tenía un amigo en todas partes”, recordó.