El centro político no existe

Señor Director:
La política, desde siempre, se ordenó en dos grandes orillas: izquierda y derecha.
A un lado, los que creen en el poder del Estado, la planificación central, la igualdad como fin. Al otro, los que confían en la libertad, el mercado, la responsabilidad individual y la diversidad de resultados.
La diferencia es clara, ideológica y, muchas veces, irreconciliable. En algún momento apareció una etiqueta difusa: el centro político. Una tierra de nadie, donde supuestamente habita la sensatez. Nadie ha explicado qué es exactamente. ¿Es moderación? ¿Oportunismo? ¿Tibieza con buen marketing?
En realidad, el centro no existe. Es un invento útil para quienes no quieren decir con claridad qué piensan, o para quienes buscan votos sin incomodar a nadie. Un refugio de ambigüedad.
Los problemas reales del país exigen posiciones claras, no slogans vacíos. No se trata de pelear entre izquierdas y derechas, sino de asumir que toda decisión tiene fundamentos: o se cree en el individuo, o se cree en el Estado; o se apuesta por la libertad, o por el control.
Chile no necesita más centro. Necesita más coraje para tomar postura.
Jorge Porter Taschkewitz