Señor Director:
Un fantasma recorre a América Latina: el «bukelismo». La mano dura como receta, el populismo punitivo como ingrediente, la testosterona (da igual si lo invocan mujeres) como condimento. Liberales, socialdemócratas y progresistas se indignan con razón, mientras que gobernantes, candidatos, empresarios e intelectuales declaran, cada vez más abiertamente, su admiración por el presidente-influencer y su populismo posmoderno.
Sin embargo, el «bukelismo» dista de ser un fenómeno pasajero o coyuntural de El Salvador: es el síntoma de una enfermedad que azota a nuestros países: la incapacidad del Estado para garantizarle a los ciudadanos su vida y su seguridad, la cláusula principal del contrato social.
Si nuestros gobernantes no atienden con seriedad las causas de esta enfermedad, el «bukelismo» seguirá extendiéndose, ya no como fantasma, sino como programa de gobierno y política pública. Estamos avisados.
Iván Garzón Vallejo
Académico Facultad Ciencias Sociales UA