Los golpes te derrumban o te fortalecen. En el plantel de Ñublense, todo indica que los mazazos que ha recibido tras el estallido social, la pandemia y los casos positivos de covid-19, han terminado por consolidar la convicción y fortaleza mental de los jugadores que adiestra, con especial motivación y mística, Jaime García, quien se recupera satisfactoriamente, tras contagiarse de covid-19 junto al portero Rodrigo Odriozola y otros cuatro integrantes del plantel y cuerpo técnico.
El propio sicólogo del club, Alexi Ponce, asegura que el contingente rojo ha demostrado poseer una aplaudible capacidad de adaptación, resiliencia y espíritu de lucha.
Es este sello, tan resaltado por Ponce, el que será trascendental en el asalto final de un equipo que ha soportado la presión de ser el líder del campeonato durante todo este convulsionado año.
Esa ilusión por el título ha mantenido de pie a un grupo integrado, en su mayoría, por jugadores que tienen hambre, que han sufrido dentro y fuera d la cancha y por valores que tienen hambre de gloria porque nunca han levantado una copa.
Quedar en la historia de un club, es privilegio de luchadores incansables y como dijo el sicólogo deportivo Alexi Ponce, “este barco que ha navegado por aguas tormentosas, ha sabido navegar para que no le entre agua y llegue a puerto”.
El equipo ha dado muestras suficientes de que está preparado mental y tácticamente, para encarar la adversidad y la recta final con gran unidad y trabajo colaborativo.
Los golpes lo hicieron fuerte y el asalto final estará inspirado en la garra que Jaime García les transmitió desde comienzos de año para luchar por el ascenso.
“Este equipo bajará la cabeza solo para recibir las medallas”, anticipó el sicólogo Alexi Ponce, graficando el sello de un equipo que ya apretó los dientes para su arremetida final.
