Nuevamente la ejecución presupuestaria de Ñuble se convierte en foco de controversia entre Gobierno y oposición, e incluso entre sectores del propio oficialismo. En el centro del debate están las llamadas transferencias consolidables, esto es, los traspasos hacia los servicios centralizados, pues con ellos la Región se ubica en la medianía de la tabla nacional (51,6%), pero sin ellos cae al fondo (29,7%).
Al interior del Consejo Regional (CORE) ha sido un tema recurrente la estrategia del Gobierno Regional, que ha optado por entregar recursos a servicios como Vialidad o Salud, en desmedro de los municipios, situación que ha sido cuestionada por la oposición. El presidente del CORE Ñuble, Arnoldo Jiménez, recordó que el organismo solicitó una auditoría externa en torno a la inversión regional, y advirtió que la estrategia de ejecución debe cambiar.
Es importante aclarar que la apuesta del Gobierno Regional por segundo año consecutivo ha sido priorizar el financiamiento de proyectos presentados por servicios centralizados, como la Dirección de Vialidad y la Dirección de Obras Hidráulicas del MOP, así como la Comisión Nacional de Riego, entre otros, en desmedro de los proyectos postulados por los municipios.
Ello, con el doble objetivo de lograr una ejecución más rápida de los proyectos y apuntar a satisfacer necesidades urgentes y estratégicas del territorio, como conectividad, agua potable rural y riego, entre otras.
“No importa si el gato es blanco o negro, lo importante es que cace ratones; no importa si es un gasto consolidado o no, porque como hemos dicho en otras oportunidades, más allá de quien ejecute un proyecto, lo trascendental es que se haga, y ese ha sido nuestro sello, cumplir con obras concretas que den respuesta a las urgencias de Ñuble”, salió a responder el jefe de la División de Presupuesto e Inversión, Carlos Chandía.
Y tiene razón, pero solo en parte, pues si bien es conocido que la gran mayoría de los gobiernos comunales no cuenta con una cartera con suficientes proyectos correctamente formulados, el hecho de transferir buena parte de los únicos recursos que son de libre decisión local es un “mal negocio”, pues priva a la región de una mayor inversión por la vía de la sumatoria del FNDR y los recursos sectoriales.
Es por ello que fortalecer los equipos técnicos de los municipios sigue siendo un desafío relevante de la actual administración, de manera que en los próximos años la proporción de proyectos de calidad surgidos desde las propias comunas vaya aumentando.
No obstante, esta aspiración descentralizadora se enfrenta con la mirada cortoplacista de los alcaldes, sujetos al ciclo político, que se traduce en proyectos tales como edificios consistoriales, gimnasios y obras de mejoramiento urbano, en zonas donde las necesidades en materia de infraestructura para la competitividad son evidentes y representan una herramienta clave para potenciar el desarrollo productivo y superar de esa forma las elevadas tasas de pobreza.
Ciertamente, los recursos del FNDR siempre serán insuficientes para satisfacer las múltiples necesidades de una región nueva y pobre, por lo que resulta clave perseverar en una mirada estratégica que logre un equilibrio en el financiamiento para los proyectos urgentes y para los importantes, tanto si se originan en un municipio o en un servicio centralizado.