Señor Director:
Histórica fue el alza del 1,3% que registró el IPC de octubre. Este sorpresivo aumento, además de influir en las unidades reajustables que pueden afectar a todos los chilenos, da cuenta del nulo impacto que han generado las medidas restrictivas del Banco Central.
El alza del IPC indica un encarecimiento en el costo de la vida: no podemos adquirir una misma canasta de un mes a otro y, mientras más alto es la variación del IPC, en palabras simples, menos productos alcanzamos a adquirir en cada periodo.
No sólo hay que analizar cuáles son las categorías de productos y servicios que más han subido de precio, sino que también se observa un efecto principalmente en el encarecimiento de aquellos servicios que se pactan en UF, como los créditos financieros y los seguros. En ambos casos, cada mes se están volviendo mucho más caros, pues estábamos acostumbrados a un IPC mensual de un 0,2% a 0,3% y hoy vemos multiplicada esa cifra por cuatro, lo que genera un impacto proporcional en el reajuste de la UF diaria.
Respecto a la economía en general, nos vemos enfrentados a una situación de oferta estancada y, ante la expectativa de que se mantenga la liquidez (ya sea por efecto del cuarto retiro o IFE), los oferentes tienen incentivos para mantener los precios altos.
Dada el alza de tasas, se puede sugerir a los consumidores ser cautelosos en mantener consumo a costa de endeudamiento, pues éste cada día se hace más caro y, para aquellos que tienen capacidad de ahorro, lo ideal es que lo consideren como alternativa para consumo en el futuro.
Karin Bravo Fray
