Señor Director:
Dentro de todo lo malo que traen consigo crisis como la pandemia, la violencia generalizada en los colegios u otras tragedias que afectan a las familias chilenas, históricamente también han sido una oportunidad para poder trabajar de manera más efectiva por los problemas de los ciudadanos y reordenar las prioridades, en especial, por parte de quienes gobierno.
Si bien existe un consenso generalizado respecto a esto último, pareciera no ser visto así por el ministro de educación, Marco Antonio Ávila, quien desde su cartera anunció que una de sus prioridades iba a ser la “alfabetización en sexualidad”.
En sentido opuesto a lo realmente urgente, como es la grave realidad en materia de deserción escolar, no podemos más que alertar que con la sobreideologización con la que enfrenta el Gobierno los problemas, sumado a su ya vehemente actitud refundacional, está haciendo olvidar que 6 de cada 10 niños que pasan a 2° básico no saben leer y más de 50.000 niños en 2022 no continuaron estudiando.
La educación como sinónimo de oportunidades se está perdiendo y depende de la sociedad en su conjunto reivindicar la importancia de ella para que vuelva a ser un factor de movilidad social y no un campo de adoctrinamiento.
Katerine Montealegre
Presidente Nuevas Generaciones UDI