Señor Director:
Comúnmente la interculturalidad se designa a políticas de integración de pueblos originarios, pero representa mucho más. Si bien el término es discutido y difícil de definir bajo una sola línea teórica, su base está en la capacidad de relacionarse con el “otro” y “dialogar”.
Por tanto, una educación intercultural se construye en base a un proyecto político de integración y diálogo, donde se reconocen, respetan y valoran las diferencias para poder llegar al “entre”, lo común en la diferencia. Solo a partir del interés por el otro se puede desarrollar la capacidad de escucha, respeto, tolerancia y empatía, que como ciudadanos necesitamos frente a la polarización de los candidatos que pasaron a segunda vuelta.
Pilar Valenzuela