Esta semana, un grupo de profesionales locales de distintas disciplinas publicó una carta abierta dirigida al alcalde de Chillán, Sergio Zarzar, solicitándole que congele la entrega de permisos de edificación en el centro de la ciudad -perímetro de las cuatro plazas- con el objetivo de frenar la construcción de edificios en altura, que de acuerdo al plan regulador comunal vigente, no tienen limitaciones de altura, a diferencia de lo que se establece para el resto de la urbe.
Los profesionales solicitaron, además, que se mantenga este congelamiento mientras se estudian las modificaciones al actual plan regulador comunal, para lo cual plantearon que se debiera conformar una mesa técnica en la que participen los involucrados y toda la comunidad, de manera limitar la altura de los edificios. Y agregan que la propuesta de modificación debiera ser sometida a plebiscito comunal.
En su argumentación, los profesionales advierten que las torres que se están levantando en el centro y las que están en carpeta, están poniendo en riesgo el patrimonio arquitectónico, cultural e histórico de la ciudad, así como también apuntaron a los efectos negativos en la calidad de vida de los habitantes, debido a que los nuevos proyectos que califican como “guetos verticales” generarían mayor congestión, contaminación, conflictos entre vecinos que viven hacinados y la degradación de los barrios donde se ubican, citando como ejemplos extremos algunos edificios con departamentos de 22,6 metros cuadrados de superficie.
Esta preocupación, que no es nueva, pero que se ha hecho más patente a partir del creciente número de proyectos de edificación en altura en el centro, fue considerada en la discusión del plan regulador comunal vigente, que fue aprobado por el Concejo Municipal en 2016, sin embargo, en el texto final no se limita la construcción en altura dentro del perímetro de las cuatro principales plazas (Sargento Aldea, San Francisco, Santo Domingo y La Victoria), no así en el anillo exterior que tiene como frontera las cuatro avenidas, donde se restringe la altura.
Frente a las distintas críticas al plan regulador aprobado, tanto de los defensores del patrimonio arquitectónico como de aquellos que piden flexibilizar las limitaciones más allá de las cuatro plazas, el alcalde Zarzar anunció que el instrumento se reevaluaría en 2019, lo que no ocurrió.
En ese sentido, si bien la idea de congelar la entrega de permisos constituye un señal de incertidumbre para los inversionistas, el municipio debe abordar el tema a la brevedad, no solo con el objetivo de resguardar el patrimonio arquitectónico, por ejemplo, estableciendo límites en manzanas específicas, sino que también para introducir una mayor flexibilidad en el exterior del perímetro de las cuatro plazas, lo que reduciría la presión por el uso del suelo en el centro y potenciaría la necesaria densificación en altura de la ciudad en sectores donde el valor patrimonial es menor, por ejemplo, en arterias estructurantes.
Asimismo, es fundamental que en la discusión, elaboración y aprobación de los instrumentos de planificación territorial la participación ciudadana y la consulta a expertos tenga un rol más preponderante que el que ha tenido hasta ahora, de manera de legitimar una visión de ciudad que represente a la mayoría.