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Juana Domínguez fue estrangulada por su pareja tiempo después de un primer intento de asesinato. Su caso y el de decenas de otras mujeres motivó una protesta este domingo en República Dominicana, uno de los países con más feminicidios de América Latina.
Bajo el lema “ni una menos” y proclamas que exigieron el cese de la violencia contra la mujer, unas 200 personas asistieron a la “Marcha de las mariposas”, convocada por feministas y organizaciones de derechos humanos, que recorrió el centro de Santo Domingo.
“Nosotras no nos quedaremos en silencio”, dijo a AFP Rocío Vélez, maestra de 60 años que, acompañada de su hija y una nieta, marchó “en nombre de las mujeres que ya no pueden hablar”.
Desde una tarima, instalada en el punto final de la movilización, defensores de la causa presentaron un manifiesto que exige a las autoridades mayor interés frente al aumento de los feminicidios.
En lo corrido de este año en la isla caribeña -de 10 millones de habitantes- 66 mujeres fueron asesinadas por sus parejas o exparejas, mientras que 2018 cerró con 72 casos, según la Procuraduría.
“11 puñaladas”
El 16 de julio de 2017 Juana, empleada de una lotería de 40 años, sobrevivió a 11 puñaladas presuntamente de su pareja, quien quedó libre al poco tiempo por un acuerdo judicial, según la Procuraduría General.
“Ese día él amaneció con ella, salió y la dejó durmiendo. Cuando regresó la encontró dormida y le propinó once puñaladas”, contó a AFP un familiar sobre el episodio que estaba lejos de cerrar el ciclo de violencia.
El pasado 5 de noviembre fue golpeada y estrangulada supuestamente por el mismo hombre, que, según allegados, la “frecuentaba” y está detenido “preventivamente” mientras se realizan las investigaciones.
“Los agresores andan por ahí y conviven con ellas creando un ambiente de hostilidad y mayor riesgo”, comentó a AFP el psicólogo Luis Bergés, director del Centro Conductual para Hombres, a donde la justicia envía a terapia a individuos violentos.
Al compañero sentimental de Juana se le ordenó tratamiento y tenía prohibición de acercarse, agredirla o intimidarla, pero “nunca se presentó”, comentó Bergés.
En 21 de los casos ocurridos este año los homicidas se suicidaron tras cometer los crímenes, seis están prófugos y el resto están siendo judicializados. La condena máxima es de 30 años.
“Queremos soluciones”
La tasa de feminicidios en República Dominicana es la quinta más alta de Latinoamérica, con 1,9 casos por cada 100.000 mujeres en 2018, según el Observatorio de Igualdad de Género de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal).
El Salvador (6,8) ocupa el deshonroso primer lugar, seguido de Honduras (5,1), Bolivia (2,3) y Guatemala (2,0).
“Si una persona tiene un perfil criminal, lo ideal es que cumpla su condena (…). La libertad de ese hombre se convierte en un factor de riesgo para esa mujer y para cualquier otra”, expone Bergés.
El acuerdo que dejó en libertad al agresor de Juana está bajo investigación, pues la familia sospecha que su firma fue falsificada. La fiscal que lo avaló está detenida por otro caso donde supuestamente se alteró la rúbrica de la víctima.
A juicio de Benita Reyes, defensora de los derechos de la mujer, las autoridades pasan a ser parte del problema cada vez que convencen a las mujeres de que lleguen a acuerdos con el victimario.
“Entre víctima y agresor no debe haber ningún convenio”, subraya Reyes.