Marcela Henríquez, profesora de Lenguaje de comunicación del Liceo Polivalente Carlos Montané Castro de Quirihue, semifinalista del concurso “Global Teacher Prize”, más conocido como “Nobel de la Enseñanza”; y el profesor Alfredo Vargas, director de la escuela rural El Chamizal de El Carmen, que obtuvo este año el máximo puntaje regional en el Simce de cuarto básico en la modalidad de Lectura, analizan el rol que tienen los docentes en el aula, y las demandas del gremio, en el contexto de un paro que ya se extiende por cinco semanas.
“Si se mejoran las condiciones del docente, los principales beneficiados serán los alumnos”
Marcela Henríquez asegura que su vocación está inspirada en su madre, profesora normalista. Su reconocimiento internacional, la ha llevado a participar en diversos seminarios, con profesores destacados de todo el mundo, pero que tienen un lenguaje común en relación a la misión de un profesor dentro del aula: “necesitamos profesores que valoren al ser humano, y que lo coloquen como centro de todas sus acciones, que comprendan que la vida de los niños son lo más valioso que hay en la sociedad, y por lo tanto tenemos que llegar al mundo de la docencia con la convicción de que son ellos los protagonistas de los procesos, y que requieren de nuestro apoyo para que alcancen sus sueños. El rol es el de un mediador del aprendizaje, y de un líder que distribuya las capacidades de gestionar entre todos los estudiantes”, enfatiza.
Sobre las demandas de los profesores, que Henríquez dice haber revisado completamente, analiza que “todas tienen una base importante, no son utópicas, son mínimas para el desarrollo normal de la profesión. Lamentablemente los estudiantes que no están recibiendo sus clases salen perjudicados, sin embargo, culpar a los docentes de que no estén recibiendo clases, es tener una mirada demasiado pequeña del conflicto mayor que tiene que ver con una mala disposición de parte del Estado, sin referirme a un Gobierno en particular, sino a una falta de diálogo, porque muy pocas veces ha habido un acercamiento real dentro de las partes. Obviamente que los niños que no están recibiendo sus clases van a tener una merma en su desarrollo, pero tampoco podemos decir que va a ser fundamental en sus vidas, porque lo van a poder subsanar. Estas movilizaciones no son egoístas, por el contrario, si se mejoran las condiciones del docente los principales beneficiados van a ser los estudiantes”.
Entre las peticiones, analiza la denominada “deuda histórica”. “Lamentablemente, desde el punto de vista jurídico, según lo que postula el Ministerio, ya no es exigible. Si lo vemos desde el punto de vista ético, de la historia de los docentes en nuestro país, es una deuda que es real, tal vez ha prescrito por los años que han transcurrido, pero para los docentes que están fuera del aula, jubilados, y para algunos que todavía están dentro, y que pertenecen a este grupo que fue aceptado en el traspaso de aquellos años, siempre ha estado dentro de sus esperanzas, que alguno de los gobiernos realice una acción que vaya en beneficio para dealguna forma subsanar el daño económico que se causó a los profesores. Tal vez la deuda es impagable desde el punto de vista de los millones que se manejan, pero se puede hacer algo más, por ejemplo una reforma previsional para los profesores jubilados”.
La profesora sostiene en relación a la doble evaluación docente que “si bien yo he pasado por todos los procesos que el ministerio pide, eso no me impide ver que es absolutamente agobiante para los docentes en ejercicio, porque nosotros no tenemos un tiempo extra para prepararnos adecuadamente para ese proceso, que contiene las exigencias de un portafolio y una prueba de conocimiento disciplinario, por lo tanto se debería mejorar el instrumento”.
“Son demasiadas las labores de índole administrativa”
Alfredo Vargas considera que el rol del profesor dentro del aula “no solo debe centrarse en entregar conocimientos y habilidades, sino en su formación valórica, como personas que pueden contribuir a la sociedad”.
El profesor relata que se sumó dos días al paro en apoyo al gremio, y “que la gente no conoce el trabajo que realizamos fuera del aula”. En esa línea, sostiene que “comparto absolutamente las demandas de mis colegas, sobre todo en relación a la falta de reconocimiento de los educadores de párvulos y diferenciales”.
Uno de los puntos que considera más urgentes a solucionar es la sobrecarga laboral. “Si el Gobierno dice que el foco está puesto en generar aprendizajes de excelencia y no solo decirlo en el papel, también tiene que tomar acciones. El profesor debería estar dedicado a cosas realmente importantes, que es lo que ocurre en el aula. A veces es tanta la carga laboral, las acciones de índole administrativa que se van sumando al profesor, no te permite desarrollar una clase y enfocarte en lo que realmente tienes que hacer. A las labores adyacentes deberían dedicarse los departamentos y equipos técnicos”.
En cuanto a la evaluación docente, considera que “tiene que existir, porque eso nos permite estar al tanto de las tendencias educativas y curriculares. Lo que no creo que es muy bueno es la forma en la cual se les evalúa a los profesores, muchas veces hay que dejar de lado nuestra labor para poder rendir esta evaluación”.
Vargas recalca que “es cierto que hay niños que no están recibiendo sus horas de clases, pero toda esta lucha se está haciendo también por ellos, para sus familias, se ha hecho pensando en el futuro y en los niños que vienen después, porque se está luchando por la calidad de la educación”.