Señor Director:
Ya es de larga data la disputa de las aguas entre Las Termas de Chillán y La Junta de Vigilancia del Río Diguillín, lo que ha terminado, entre otros, con la formalización del Alcalde de Chillán, Sergio Zarzar. Creo que es pertinente analizar esta situación, a la luz de los últimos acontecimientos políticos y sociales que han sacudido al país, lo que me lleva a pensar que de obtener el éxito esperado por parte de la mencionada Junta de Vigilancia, será lo más cercano a una victoria “Pírrica”. Actitudes como ésta, llevarán con más fuerza a determinar el agua como “bien público” en la próxima Constituyente. No solo va existir un motivo político detrás de esta determinación, también influirá la condición de sequía y cambio climático que obligará a una mejor distribución del agua.
También vislumbro un cierto sentido de mezquindad por parte de esta Junta de Vigilancia, pues podrían compartir las aguas con las Termas de Chillán, principal destino turístico exportable de la Región de Ñuble. Defiendo la propiedad privada, pero también pienso en el valor de compartir. Nuestro mundo hoy tan individualista, necesita caminar a estados de mayor generosidad.
Tengo la esperanza que se llegue a un buen acuerdo, que Las Termas de Chillán pueda seguir funcionando adecuadamente y que la Junta de Vigilancia del Río Diguillín entienda que vivimos en un mundo común en donde compartir lo hará aún mejor.
Mario Rozas Vera
