Señor Director: Hace unos días debí dirigirme a un supermercado y para ello, intenté sacar el permiso digital respectivo y luego de múltiples pasos, entre los cuales se me preguntó si soy un robot -la verdad yo no, pero creo que hoy hay muchísimos-, finalmente obtuve el mentado permiso en el PC. Pienso que los desarrolladores de la plataforma podrían ser más amigables con el lenguaje utilizado.
Media hora después, en el acceso al supermercado, no logro rescatar el permiso del celular. Obvio, tenía que ser complejo, no podía ser simple o normal. Intento navegar en medio de 800 botones y me hundo; pido ayuda a un joven (yo soy mayor), me rescata semi-ahogado, le entrego el celular y luego contabilizo un total de 9 pasos intermedios para que aparezca dicho permiso. ¿Es normal, es lógica tanta complejidad? Lo dudo y me pregunto ¿estará esto bien concebido y será necesario tanto laberinto de preguntas, obstáculos, opciones y complejidades que exige este mundo digital para obtener un simple permiso u otros objetivos? Lo dudo.
En conclusión, veamos el vaso medio lleno: estas herramientas proveen grandes beneficios y aportes fabulosos para determinados objetivos, pero también tienen grandes y graves defectos, pues quizás se ha desarrollado en forma muy compleja y rebuscada, aún poco amigable para el usuario no profesional; así se ha presentado como una herramienta compleja, obligada, arbitraria y discriminatoria, especialmente para quienes no le dedican gran cantidad de tiempo. Algo parece estar mal o imperfectamente concebido. Quizás todo se debe a que estamos aún en la edad de la piedra de estas herramientas, faltándole muchísimo tiempo, desarrollo y simplificación.
José Manuel Caerols Silva
