Luego que el consejero constitucional del Partido Republicano, Luis Silva, divulgara las propuestas que ingresarán, entre ellas, la de un redistritaje y consiguiente rebaja del número de diputados de 155 a 132; diversas reacciones han tenido los legisladores por Ñuble.
Entre quienes están a favor de la medida, se encuentra la representante de la UDI, Marta Bravo, quien manifestó que “tenemos la obligación de promover un sistema político que sea más estable, menos fragmentado y que reduzca la dispersión que hoy tenemos en el parlamento. Y una de las mejoras para realizarlo y lograr aquello, es desarrollando un nuevo proceso de redistritaje y reduciendo el número de parlamentarios, tanto de diputados como de senadores”, aseveró.
De igual idea es su compañero de partido, el diputado Cristóbal Martínez.
“Como bancada no solo estamos a favor de disminuir el número de parlamentarios, sino que también de que exista un umbral mínimo para los partidos políticos, de manera de fortalecer a las colectividades y enfrentar la actual fragmentación del sistema, que es lo que finalmente impide muchas veces poder llegar a acuerdos”, aseveró.
Añadió que “solo en la Cámara de Diputados existen cerca de 20 partidos políticos, algunos con una muy baja votación y representación, y por eso nos opusimos cuando en el gobierno de la ex Presidenta Bachelet quisieron aumentar el número de parlamentarios. En ese minuto ni ahora, existen argumentos que justifiquen mantener esa cantidad de diputados y senadores. Pueden ser 132 como lo proponen algunos, o incluso volver a 120 diputados y 38 senadores, como antiguamente”, sostuvo.
Desde RN, el diputado Frank Sauerbaum también respalda la propuesta.
“Cuando se hizo la reforma al sistema binominal nosotros sostuvimos que estábamos dispuestos a modificar la cantidad de 120 a 132, porque era lo que proporcionalmente nos daba el cálculo. Lo que hizo la reforma de la Presidenta Bachelet fue aumentar excesivamente a 155, para darle representatividad justamente a las minorías, y hoy hay partidos que tienen un diputado, y obviamente eso hace que sea ingobernable, y la llegada de los acuerdos y de los consensos se hace muy difícil, porque lamentablemente los grandes grupos con los cuales uno conversa se van diluyendo”, afirmó.
Añadió que “132 es un número que no es mágico, sino que es un número que nos da la aplicación del método similar al que tienen los concejales hoy día, y que hace posible que las minorías estén representadas, pero las grandes mayorías sean respetadas. Es bueno también que las regiones tengan una participación en la Cámara de Diputados similar, y que no haya un desequilibrio en representatividad”.
Mejor democracia, más voces
En contra de la iniciativa, en tanto, se declaró el diputado ind.-DC, Felipe Camaño.
“Hay varios factores por los que no estoy de acuerdo. Primero, porque creo que pone en riesgo la representación. En Chile la cantidad de diputados está calculada según la cantidad de población, por lo que a medida que aumenta la población, la cantidad de parlamentarios debería aumentar, y al mismo tiempo, el sistema está hecho para que todas las voces puedan ser escuchadas en la sociedad. Miremos, por ejemplo, lo que fueron las últimas elecciones del Consejo Constitucional, en Ñuble solo se eligieron dos consejeras y ambas correspondían al mismo sector político. Ahí nos podríamos preguntar, ¿En Ñuble la derecha es el único sector político que existe? Si bien es mayoritario, es necesario que las otras expresiones políticas también tengan espacio de representación. Incluso, que hoy yo sea diputado es una muestra de eso, de la pluralidad de opiniones que existen en un mismo territorio, lo que es sano para la democracia”, manifestó.
Por otro lado, dijo, “las regiones más afectadas con un redistritaje serán regiones pequeñas como la nuestra, la de Ñuble, porque a regiones como la Metropolitana no le reducirán su número de representantes. Es probable que con esta propuesta los habitantes de Ñuble deban volver elegir diputados con la Región del Biobío, o con la del Maule, no veo otra alternativa, y si esa es la solución, es claro que como región cada vez tendríamos menos voz en la Cámara de Diputados”.
Por último, argumentó, “creo que esta propuesta es tramposa. Hoy se ha hecho muy popular la idea de que esta medida ayudaría a reducir el gasto público, pero este es un argumento pobre, y que no ataca el fondo del problema del uso de los recursos en el Estado. Lo que cuestan 23 diputados al Estado no alcanza para mejorar la vida de las personas notablemente, aunque hagamos una suma y lleguemos a una cifra elevada, esto no alcanza ni siquiera para financiar una política pública pequeña. Construir democracias más fuertes, también requiere la mayor cantidad de voces posibles”