El Covid-19 sigue castigando sin piedad a la humanidad. En la última semana, el mundo ha registrado casi 6 millones de contagios de Sars-CoV-2, un poco más de los que hubo en los primeros cinco meses de la pandemia, el año pasado. En Ñuble es igual. En lo que va del 2021 se han registrado más de la mitad de todas las infecciones detectadas en 2020 en la región.
Lo inquietante es que esta semana termina con muy malos indicadores, con sobre 8 mil nuevos casos diarios a nivel nacional y 200 en Ñuble, hecho inédito en esta evolución, lo mismo que el aumento de personas fallecidas. En la región, el jueves, fueron notificados 12 decesos y ayer 4, superando la barrera de 500 muertes desde el inicio de la pandemia.
Estos datos engloban una situación general en momentos en que la vacunación contra el covid-19 continúa entendiéndose, pero dejan en evidencia que esta reactivación epidémica es la más devastadora desde que el virus hizo su aparición en Chile, en marzo de 2020.
Es claro que mientras existan personas susceptibles de infectarse (que aún es la mayoría) y el virus mantenga o incremente su capacidad para invadir células humanas, los peak y las desaceleraciones de la pandemia seguirán presentándose.
Pero esta razón natural dentro de la dinámica viral no impide entender que la intensidad de los peak depende de la aplicación oportuna y rigurosa de medidas conocidas para contener el virus por parte de las autoridades y, desde luego, de la disciplina de las comunidades para llevarlas a la práctica.
Estas crudas estadísticas tienen que generar reflexiones, además de acciones, pues existen factores determinantes que pueden modificarse con miras a atenuarse en esta coyuntura, pero también para prevenir desenlaces tan dramáticos como los actuales. Entre ellos están, principalmente, el relajamiento en la aplicación de las medidas por grandes sectores de la población proclives a aglomerarse en contextos de seguridad mal entendida, cansancio y la falsa percepción de que con la llegada de las vacunas el problema se ha resuelto
En esta tarea de concientización es muy importante la labor que cumplan las autoridades, cuyo desempeño en general y sobre todo en los últimos días, ha sido deficiente y marcado por medidas inadecuadas y mensajes contradictorios, como ha ocurrido con el pase de movilidad, una iniciativa que puede ser muy positiva, pero no en este momento en que estamos en una pandemia en expansión.
En todo caso, siempre será decisivo el compromiso de la ciudadanía, pues es imposible aspirar a que el Estado pueda ejercer un control total y permanente, como ha quedado demostrado en las cuatro cuarentenas que se han decretado en Chillán, donde la falta de disciplina social, sumada a erradas decisiones de la autoridad sanitaria, pueden conducir a la comuna a una quinta cuarentena.
