Señor Director:
Cada 11 de junio se celebra el Día Mundial del Cáncer de Próstata. A nivel global, se estima que uno de cada seis hombres desarrollará la enfermedad en el transcurso de su vida. En Chile, según el Anuario de Estadísticas Vitales del Instituto Nacional de Estadísticas más reciente, esta enfermedad es el segundo cáncer más frecuente en hombres y el primero en mortalidad para este grupo.
La pandemia ha impedido diagnosticar a muchos pacientes, lo que hace más importante que nunca realizarse un examen a la próstata. Una detección temprana permite un tratamiento adecuado y disminuye la mortalidad. De hecho, con un tratamiento precoz el 80% de los casos se cura y la mortalidad disminuye en 30%, de acuerdo a diversos estudios. Esto, gracias a nuevas opciones de prevención y detección, sumadas a otras que han surgido en el último tiempo, incluso, para el tratamiento en etapas avanzadas, como los radiofármacos.
Uno de los factores de riesgo poco conocidos es la relación genética que hay entre el cáncer de próstata y el cáncer de mama. Los científicos estudian desde hace años el principal vínculo entre ambos: las mutaciones en los genes BRCA, los cuales se encargan de producir proteínas que suprimen los tumores que surjan en nuestro cuerpo. En algunas personas, estos genes mutan y dejan de cumplir su función, lo que facilita la aparición de tumores. Esto significa que, si una madre tuvo cáncer de mama, su hijo tiene una mayor posibilidad de desarrollar cáncer de próstata.
Pese a los diversos mitos y dudas que genera el examen en los hombres, es importante controlarse anualmente a partir de los 50 años, si es que no hay antecedentes familiares de cáncer de mama o de próstata, y desde los 45, en caso de que sí haya antecedentes. La detección temprana de la enfermedad salva vidas.
Ignacio San Francisco
Jefe Dpto. Urología, Facultad de Medicina PUC