Señor Director:
El Día del Patrimonio Cultural se conmemora el último domingo de mayo, con la intención de “…promover a nivel de toda la sociedad la toma de conciencia sobre la importancia de nuestro patrimonio cultural”. También se busca que la comunidad pueda “…participar masivamente en las actividades que se organicen para conmemorar este día y para acercarse a las diversas manifestaciones de nuestro acervo cultural”.
Así, las instituciones públicas que cuentan con un grado de valor patrimonial (criterio generalmente basado en su infraestructura), así como parques e instituciones privadas que quieran sumarse a la iniciativa, quedan dentro del marco de esta iniciativa.
Cada año se agregan más actividades. Según estadísticas del Consejo de Monumentos Nacionales (CMN), el 2009 hubo 109 en el país, y el 2018 aumentaron a 1.573. La participación del público superó las 500.000 personas el 2018. Este año, en pandemia, se proyectan 1.088 iniciativas en modalidad virtual en su gran mayoría. Cabe destacar que, aparte del CMN, el Ministerio de Cultura, Artes y Patrimonio, creado en octubre de 2017, apoya estas acciones de difusión.
En los últimos años, además, se agregó el concepto de patrimonio inmaterial que contempla expresiones folklóricas, tradiciones orales, cuajadas en canciones y bailes típicos, etc. Esto ha llevado a un enriquecimiento de lo que debe ser entendido como patrimonio, incluyendo el llamado ‘patrimonio vivo’, así como también nos revela el hecho de que, desde el punto de vista cultural, hay ‘varios Chile’, beneficiándose así la identidad y orgullo de pertenencia a realidades históricas y geográficas de carácter local, lo que debe ser valorado toda vez que el fantasma de la globalización parecía que iba a destruir estas expresiones más específicas, territorialmente hablando. Afortunadamente no ha sido así.
Vale la pena, por ende, celebrar esta fecha. Si bien el patrimonio debe cuidarse todo el año, estos tres días, del viernes 28 al domingo 30, nos brindan la oportunidad no solo de visitar virtual o presencialmente ciertos lugares con una alta carga histórico-patrimonial, sino que también nos debe llevar a reflexionar sobre el valor que debe tener para la ciudadanía el cooperar en la conservación de la memoria viva y los espacios físicos consagrados a dicho fin. Todo esto para que no olvidemos quiénes somos, de dónde venimos, cuáles son nuestras raíces y, de ese modo, saber que tanto nosotros como quienes nos antecedieron han ayudado a construir este país que tanto queremos.
Carlos Ibarra Rebolledo Director de Pedagogía de Educación Media en Historia y Geografía USS