El Día Mundial del Medio Ambiente se celebra todos los años el 5 de junio. Designado por la Asamblea General de las Naciones Unidas, conmemora el día de la apertura de la primera gran conferencia sobre cuestiones ambientales internacionales, celebrada en Estocolmo en 1972. Se trata de un modo de estimular, en todo el mundo, la toma de conciencia sobre los problemas que afectan nuestro entorno.
Cada año se establece un tema por tratar como eje central de la celebración a nivel mundial. Esto se hace con el fin de trabajar durante ese período en la implementación de políticas y modelos económicos, y para que las organizaciones públicas y privadas puedan abordar, de manera proactiva, el tema seleccionado. Este año es la contaminación por plásticos, uno de los grandes problemas de la crisis ambiental que vive el planeta. El mensaje: la importancia de replantearnos cómo y por qué debemos cambiar nuestros hábitos en cuanto al consumo de este material y así evitar la destrucción de la naturaleza.
Es un llamado a asumir que nuestros hábitos de consumo están afectando el planeta y es momento de cambiar.
Chile debe escuchar con atención. El estudio The Plastic Waste Makers Index, elaborado por la asociación australiana Minderoo Foundation, revela que en plástico de un solo uso desechado al año nos ubicamos entre los 10 países que más basura generan. De acuerdo con el reporte, el promedio nacional es de 51 kilos por persona, número muy superior al de otros países. Chile se ubica en el puesto número 11 de 100 naciones analizadas, en un ranking que lidera Singapur y en cuyos 10 primeros lugares no hay ningún otro latinoamericano.
La ONU ha señalado que “el uso de plásticos desde la pandemia, en 2020, ha aumentado de manera asombrosa, no solo por miles de millones de mascarillas, sino también guantes, desechos médicos y empaques de comida para llevar. Más del 70% de este terminará en océanos y vertederos y aproximadamente un 12% será quemado causando contaminación y enfermedades en las zonas más vulnerables del planeta”.
En efecto, los microplásticos (partículas plásticas cuyo diámetro es inferior a 5 mm) invaden los alimentos, el agua e incluso el aire. Los productos plásticos de un solo uso que resultan desechados o quemados no solamente perjudican a la salud humana y la biodiversidad, sino que contaminan todo tipo de ecosistemas, desde una montaña hasta el lecho marino.
Es imperioso comprender que vivimos en un espacio limitado y que es necesario evitar la desmesurada cantidad de productos de plástico que cada año se acumulan en nuestro planeta. Sin duda, representará un esfuerzo para el conjunto de los habitantes, ya que está presente en muchos productos, servicios y actividades económicas, y la ventaja de dejar de usarlo puede no ser todavía tan evidente.
Estos cambios necesariamente deben ser acompañados de un proceso de información adecuada y enmarcados en una política cuyo objetivo sea desalentar su uso en todos los productos que utilizamos.
Se trata de una idea que debería ser alentada, porque promueve que todos los sectores de nuestra sociedad comencemos a sensibilizarnos con este tipo de acciones que tienen por objetivo promover una actitud responsable frente al planeta y a las generaciones futuras.