Señor Director:
La frase “no son 30 pesos, son 30 años” ha suscitado un rico debate en la esfera pública sobre los vicios y virtudes de los gobiernos de la Concertación, el conglomerado de partidos de centro-izquierda que gobernó el país a principios de los 90 y hasta la primera década del actual siglo .
Desde luego, el triunfo del Rechazo en el plebiscito de salida del proceso constituyente exige a quienes somos más críticos repensar el diagnóstico que hemos hecho sobre la sociedad chilena. Pero los más complacientes demostrarán su sabiduría solo en la medida en que resistan la tentación de interpretar los resultados como una revelación de su verdad absoluta.
Reducir la discusión a los índices de desigualdad y las maneras de medirla es volver a buscar la confirmación de la versión propia, sin entender lo que está pasando. Mientras tanto, la pregunta que ha dado la vuelta al mundo sigue irresuelta, ¿qué se escondía detrás de las cifras de los 30 años de Gobierno desde la recuperación de la democracia que Chile estalló con tanta violencia?
Por más basadas que sean las precisiones técnicas de los economistas, poco ayudan al gran desafío de nuestro tiempo: estrechar la distancia abismal en que los chilenos perciben vivir, unos a costa de otros.
Tomás Leighton
Magister (c) de Global Communication, Politics and Society de la Universidad de Erfurt (Alemania)