Share This Article
Cuando en el mes de octubre, desde la Asociación Nacional de Funcionarios Penitenciarios (Anfup) Ñuble, advertían que la sobrepoblación de internos y la cantidad de ingresos diarios proyectaba un plantel penitenciario de más de mil reos a fines de este 2024, una de las principales advertencias eran el potente contagio criminológico y el riesgo que significa para los funcionarios lidiar con un crimen con cada mayores recursos y grado de organización.
Con lo anterior como telón de fondo, es posible afirmar que los resultados de una investigación realizada por la Brigada Antinarcóticos y Crimen Organizado (Brianco) de la PDI de Chillán, en conjunto con el equipo Foco de la Fiscalía Regional de Ñuble, confirman los resquemores de la Anfup.
Las observaciones enfocadas en conocer quiénes estaban detrás de los constantes lanzamientos de paquetes con drogas y otros elementos prohibidos, desde el exterior al interior de la cárcel, hicieron que la Brianco advirtiera que dentro del plantel penitenciario había un funcionario que colaboraba con los narcotraficantes.
Fue de esta manera que el sábado pasado, tras solicitar ayuda al personal de Gendarmería, se esperó que el funcionario ingresara a la unidad, para detenerlo, registrar su casillero y encontrar cinco teléfonos celulares, clonazepam (16 comprimidos), éxtasis (25 comprimidos), cocaína (21,65 gramos), marihuana (68,28 gramos) y 448 mil pesos. En su vehículo, en tanto, se le incautaron otros 6,07 gramos de cocaína.
El detenido, un suboficial quien estaba a meses de ascender a suboficial mayor, fue objeto de un sumario interno y, como lo confirmara el director regional de Gendarmería Ñuble, fue dado de baja.
Horas más tarde, formalizado por los delitos de tráfico de drogas, cohecho y asociación ilícita destinada cometer delitos. Todos con la agravante de ser funcionario, por lo que -tal como lo solicitara el fiscal Rolando Canahuate- quedó con la cautelar de prisión preventiva.
Lucha por el control del patio
El subprefecto Jonathan Silva, jefe de la Brianco, explicó que tras revisar las cuentas del funcionario se advirtió que había constantes depósitos de dinero hechos por personas que estaban vinculadas a las indagatorias previas.
Recibió, por ejemplo, más de $2 millones en menos de una semana de parte de una misma persona.
“Hasta el momento, hemos detectado dos células que si bien son rivales en este negocio de tener el control del patio, hasta el momento no han registrado hechos de violencia entre sí, de hecho, el gendarme detenido trabajaba para ambas bandas”, explicó.
La detención del uniformado derivó el mismo día en el allanamiento a la casa de una mujer, en calle Hernando de Magallanes, quien tenía un local de abarrotes como fachada de su real fuente de ingresos.
En su interior, se incautó diversos tipos de droga, p
antas de cannabis y dinero en efectivo.
La banda era liderada desde el interior de la cárcel por su hermano, quien junto a la imputada y otras cuatro personas más serán formalizadas por tráfico de drogas y soborno el próximo 17 de enero.