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Desiguales

De acuerdo al último estudio económico de la OCDE sobre Chile y que incluye un informe sobre distribución del ingreso, nuestro país lidera el ranking de los más desiguales. El 50% de los hogares de menores ingresos accedió al 2,1% de la riqueza neta del país, mientras el 10% de los más adinerados concentró el 66,5%. Y yendo más allá, solo el 1% -denominados como los “súper ricos” – se quedó con el 26,5% de la riqueza.

Dentro del estudio, se advierte también que desde el punto de vista territorial el crecimiento económico en Chile debe ser más inclusivo y precisa que pobreza y desigualad no son lo mismo, distinción que es muy pertinente para una zona como la nuestra, donde existen importantes bolsones de pobreza arraigados en comunas rurales, principalmente del Valle del Itata.

Lo concreto es que altos índices de pobreza no son sinónimo de mala distribución del ingreso y, por otra parte, una igual distribución de renta no necesariamente implica menos pobreza. Teóricamente, en una región todos pueden ser igualmente pobres, por lo que no habría una gran diferencia en la distribución de los recursos y, entonces, no existiría inequidad de ingresos.

Esta aclaración es importante tenerla en cuenta al analizar la situación de ambos factores en Ñuble, ya que al aplicar el coeficiente de GINI, se puede constatar que esta región presenta una distribución de ingresos entre sus habitantes mejor que el promedio del país, sin embargo, tiene proporcionalmente más pobres que otras provincias que exhiben peores indicadores de equidad de rentas.

La presencia de estos dos fenómenos -alta pobreza y menor diferencia en la distribución de ingresos- está indicando que en Ñuble existe un problema importante de generación de riqueza y trabajos de alto valor económico, lo que en definitiva es una mala noticia, ya que existe una alta relación entre los trabajos mejor remunerados y el valor que la sociedad le asigna a lo que las personas entregan por dicho trabajo como un elemento que aporta mayor riqueza a la zona.

Los especialistas son coincidentes al momento de señalar que la educación y el trabajo son los factores que influyen directamente en la obtención de mejores ingresos para el hogar, por ende, mejorar la calidad de ambos elementos son las herramientas en las que tiene que invertir la Región de Ñuble, lo que no siempre es de fácil solución, ya que hay factores estructurales que atentan contra ello. Enfrentarlos será una tarea de largo aliento, por lo que en el corto plazo la manera que tienen las personas más pobres de mejorar sus ingresos es a través de las políticas sociales bien focalizadas.

Pero la política pública no puede conformarse con esta labor, ya que la única forma de ir cortando la cadena que en la actualidad se forma con la pobreza y la dependencia del Estado es entregando herramientas que les permitan a las personas poder mejorar sus posibilidades de empleo y la calidad de este.

Sin duda, un tema a tener muy en cuenta en la estrategia de desarrollo regional que pronto conoceremos.

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